¿Matrimonio para un tiempo? ¿Es maldito el dolor? ¿Aceptar una educación consumista? Vivimos en una sociedad en la que no hay homogeneidad en los comportamientos, en los estilos de vida, en las formas de pensar. A primera vista, podría pensarse que esta realidad multicultural es necesariamente ocasión de conflictos, de tensiones, por lo que habría que rechazar esta diversidad, que puede convertirse en una fuente de problemas. Este planteamiento simplista cae por su base, ya que olvidaría que la persona es libre, y que si por naturaleza todos somos distintos, la diversidad es algo respetable, fuente de riqueza y no tiene porqué ser un problema para vivir en esta sociedad pluralista. Otras reacciones ante las diversidad de mentalidades, credos y comportamientos, pueden llevar a algunos a preguntarse cosas como las siguientes: ¿Cómo comportarnos en plena sociedad consumista, rodeados de ordenadores, teléfonos portátiles y la influencia multicultural de los mass media?¿Es preciso crear un micro-clima en el que todos vivamos tranquilos?.Y esto, ¿se podría conseguir a través de censuras y controles? La autora de este ensayo, la profesora Burggraf, rechaza decididamente estos intentos y opta por un diálogo con la cultura contemporánea. Presenta un estilo de vida, sin prohibiciones ni controles, donde se deja respirar y pensar por libre a los demás, sabe aprovechar las crisis existenciales (la soledad, el fracaso, la desilusión) como un reto para conseguir la felicidad, no huye de la preguntas radicales, de los compromisos serios y fomenta en los jóvenes sentirse pioneros de un nuevo siglo. Este libro breve en extensión, hace pensar; facilita caminos para encontrar algunas respuestas sobre esos temas que a todos nos interesan: el amor, el sentido del dolor, la educación. Son los tres temas que se tratan en cada una de las partes de este ensayo. A pesar de su serio contenido, gracias a las anécdotas y al interés de los temas tratados, se consigue que el estilo sea ágil y fácil de leer (mientras vamos en el autobús o en el metro, por ejemplo). Sin pretender agotar los temas en tan pocas páginas, ayuda clarificar algunos de los planteamientos algo ambiguos o relativistas, tan frecuentes en esta sociedad multicultural en la que vivimos
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¿Matrimonio para un tiempo? ¿Es maldito el dolor? ¿Aceptar una educación consumista? Vivimos en una sociedad en la que no hay homogeneidad en los comportamientos, en los estilos de vida, en las formas de pensar. A primera vista, podría pensarse que esta realidad multicultural es necesariamente ocasión de conflictos, de tensiones, por lo que habría que rechazar esta diversidad, que puede convertirse en una fuente de problemas. Este planteamiento simplista cae por su base, ya que olvidaría que la persona es libre, y que si por naturaleza todos somos distintos, la diversidad es algo respetable, fuente de riqueza y no tiene porqué ser un problema para vivir en esta sociedad pluralista. Otras reacciones ante las diversidad de mentalidades, credos y comportamientos, pueden llevar a algunos a preguntarse cosas como las siguientes: ¿Cómo comportarnos en plena sociedad consumista, rodeados de ordenadores, teléfonos portátiles y la influencia multicultural de los mass media?¿Es preciso crear un micro-clima en el que todos vivamos tranquilos?.Y esto, ¿se podría conseguir a través de censuras y controles? La autora de este ensayo, la profesora Burggraf, rechaza decididamente estos intentos y opta por un diálogo con la cultura contemporánea. Presenta un estilo de vida, sin prohibiciones ni controles, donde se deja respirar y pensar por libre a los demás, sabe aprovechar las crisis existenciales (la soledad, el fracaso, la desilusión) como un reto para conseguir la felicidad, no huye de la preguntas radicales, de los compromisos serios y fomenta en los jóvenes sentirse pioneros de un nuevo siglo. Este libro breve en extensión, hace pensar; facilita caminos para encontrar algunas respuestas sobre esos temas que a todos nos interesan: el amor, el sentido del dolor, la educación. Son los tres temas que se tratan en cada una de las partes de este ensayo. A pesar de su serio contenido, gracias a las anécdotas y al interés de los temas tratados, se consigue que el estilo sea ágil y fácil de leer (mientras vamos en el autobús o en el metro, por ejemplo). Sin pretender agotar los temas en tan pocas páginas, ayuda clarificar algunos de los planteamientos algo ambiguos o relativistas, tan frecuentes en esta sociedad multicultural en la que vivimos