Gabriel recorre los caminos de Castilla con su tío Martín, un juglar para quien "nada hay en el mundo como ser juglar" pues "el juglar es más feliz que muchos reyes porque está a sus fiestas y no a sus quiebras". A Gabriel le convencen los argumentos de su tío y decide aprender a leer y escribir para conta los sucesos que ha vivido: el destierro y las hazañas del Cid.
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Relato sencillo, juvenil, que reproduce una leyenda en la vida del Cid. A Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se le había acusado falsamente de retener las parias o tributos de Almuntamid, rey moro de Zaragoza. El Cid es desterrado de Castilla y, para mantener a sus mesnadas, pide dinero a unos prestamistas. Un juglar que lo sigue cree que son los dineros de Almuntamid y trata de robarlos. Después se siente avergonzado de haber dudado de Mío Cid. Recrea bien un ambiente.