El Belén que puso Dios es un libro para Navidad y para cualquier día del año: ya en el comienzo el lector se percata de que ese belén es la maravillosa obra de arte con que Dios quiso coronar el mundo desde mucho antes de la creación. La lectura se convierte, pues, en un espectáculo divino, donde Dios se sirve de todo lo que ha hecho: desde una estrella, que cumple su papel majestuoso, hasta un borrico que también ha de cumplir el suyo, tan imprescindible como aquél.
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Escrito como un cuento con la
Escrito como un cuento con la profundidad de un tratado teológico. Dirigido a todos los públicos, niños y mayores. Para contemplar con detenimiento el acontecimiento más grande de nuestra historia, o para leerlo del tirón.
Me lo aconsejó un amigo y yo también lo aconsejo.
Compensa volvder a releeer
Compensa volver a releeer este libro, pues ayuda mucho.
Acabrero me ha quitado el principio de mi reseña lo cual le agradezco pues ya somos dos los que pensamos igual. Lo he leido de cuatro o cinco tironcitos y nó de uno para poder disfrutar más tiempo del libro y saborearlo mejor, que es lo que se hace con los buenos postres. Para avalar, en la parte que me corresponde, de que es un libro para mayores diré que soy septuagenario y poco emocional. Y este libro me ha emocionado.
Tengo la intención de leerlo todas las próximas Navidades que viva para disfrutar y hacerme más niño mientras envejezco. Y creo que los mayores debiéramos envejecer con estos versos que me aplico: Sé que me estoy haciendo viejo / y nó de cualquier manera / Solo por fuera me agrieto; / por dentro, un niño cualquiera.
Alguien pudiera pensar, al
Alguien pudiera pensar, al ver la presentación del libro, que se encuentra ante un libro para niños, pero nada más lejos de la realidad. Este cuento navideño es una invitación a la piedad, al acercamiento al gran misterio del Nacimiento de Dios. Es una narración fantástica llena de enseñanzas cristianas de fondo, de manera que al tiempo que ayuda a rezar, el autor repasa, como el que no quiere la cosa, una cuantas verdades fundamentales del dogma. Y algunas verdades elementales de la naturaleza humana, porque a veces hay que repetir lo más elemental para que no nos olvidemos. El relato es poético y tierno, atrayente en toda su extensión. Merece la pena su lectura pausada y no me extraña lo que alguno me ha dicho, que lo lee todos los años por la Navidad. Aunque el autor advierte que puede ser útil en cualquier época del año. Leer artículo>>
«Al principio Dios quiso poner un belén y creó el universo para adornar la cuna». Así comienzan estos cuentos sobre la Navidad, tiempo que según el autor «no es un aniversario, ni un recuerdo. Tampoco es un sentimiento. Es el día en que Dios pone un belén en cada alma». Por su modo de aunar ingenio y una densidad inusual que no entorpece la lectura, tal vez estas historias sean las más ricas de todas las que se mencionan en esta selección.