Este libro manifiesta la frescura, viveza y maestría del estilo, cuidado y ágil, del autor dramático y novelista polaco. Los cuentos, muy breves, algunos con una extensión inferior a las dos páginas, reflejan situaciones absurdas o imposibles, o bien conductas extravagantes y decisiones inesperadas, propias de las contradicciones humanas. Nada es convencional ni amargo, sino ingenioso y hábil, producto de un talante inteligente y un amable humor irónico.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2004 | El Acantilado |
168 |
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1998 | Quaderns Crema |
168 |
Título original:Drzewo .Traducción: B. Zabloklicka y F. Miravitlles. |
Comentarios
(de Ángel García Prieto)
Una colección de 42 relatos muy breves - la mayoría no pasan de dos páginas - conocido inicialmente por su obra teatral y que cada vez más se va decantando como un magistral creador de cuentos breves.
Como los anteriores - La vida dificil y Dos cartas - éstos son cuentos criticos, irónicos, en ocasiones francamente divertidos y cómicos, con los que el autor es capaz de llegar al fondo de los aspectos más absurdos de la vida, o a reirse del despotismo de las presiones sociales, los juicios categóricos sobre las imposiciones del progreso, o tantas situaciones que llevan anejas una cierta sombra de ridículo. Esta ironía no es amarga, ni su crítica desencadena sentimientos pesimistas, más bien ayuda a buscarle a la existencia nuevas perspectivas para el desenfado.
Algunas de estas narraciones son estupendas, como El árbol, Inmanuel o Eso no se hace, por citar sólo ciertos ejemplos. Otras son capaces de producir la franca hilaridad y, en general, todos demuestran la oportuna y aguda imaginación del autor para conseguir adentrarse en el lado más criticable, incongruente y risible de la realidad cotidiana.
Es un conjunto de relatos cortos con una particularidad: una vez leído uno se engancha el lector fácilmente para leer el siguiente y, aunque no tienen relación uno con otro, se van descubriendo una serie de historias ciertamente ingeniosas. En muchas de ellas encontramos una crítica al progresismo filosófico, vacío de contenido, tan presente en el pseudo intelectual sin ideas o en el “pensador” políticamente correcto. Otros relatos son, simplemente un asomo a lo absurdo, a las situaciones ilógicas que, sin embargo, pueden darse; a los defectos de los hombres. Cómo el turista del siglo XLVI que muere cuando está fotografiando los increíbles restos de turistas de otros siglos que murieron bajo la lava del Vesubio.