Tras la misteriosa desaparición de Ryham en el Desfiladero de las Mil Lágrimas, Galshan, su hija mayor, tiene una inquietante pesadilla que se repite cada noche: el camión de su padre cae en una profunda grieta, pero la cabina está vacía. Convencida de que se trata de una señal, decide acompañar a su abuelo Baytar en la dura trashumancia de sus animales a los pastos de invierno. Por el camino deberán pasar al pie de las imponentes montañas Khöörga, muy cerca del peligroso desfiladero.
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Novela juvenil realista en la que aparece enfrentada tradición y modernidad. Los personajes -aunque previsibles- están llenos de fuerza y humanidad. Ryham está deseando, después del largo viaje, llegar a casa, abrazar a su mujer y a sus dos hijas. Por otra parte, cada miembro de su familia, sumido en la vida ordinaria, vibra por dentro a medida que se acerca la fecha de la esperada llegada de Ryham... una fecha fatídica, porque Ryham no llega... En esta historia hay solidaridad, apoyo mutuo, detalles de unos con otros... Baytar, el abuelo, es un personaje entrañable; unido a la tierra a la que conoce a fondo. Algo orgulloso, acostumbrado a hacer de todo, no le es fácil aceptar la ayuda de otros... pero se deja hacer por su nieta cuando comprende que él solo ya no puede... Está acostumbrado a la dureza de la vida... Ambos tienen un carácter fuerte.- La única referencia trascendente serán los Owoos, monumentos de culto a los muertos. Muy bien traducida. Hay diálogo y descripción. Mediante esta última te sitúas perfectamente en el lugar de la historia y en la duración del tiempo... un tiempo que se hace largo cuando esperas... y que se pasa volando cuando gozas. Se masca el estado de ánimo de los personajes. Atrapa al lector desde el primer momento. Gustará a partir de 12 años.