Bárbara es una niña algo gordita y una excelente detective. Un día, conoce a su nueva vecina, que se llama Ariadna y es muy rara: adivina cosas, cura animales, sabe cuándo va a haber tormenta, prepara pócimas... Además, desde su llegada al edificio se escuchan ruidos raros, se ven sombras siniestras, desaparecen algunos objetos... ¿Será Ariadna una bruja? Bárbara está dispuesta a resolver este misterio, y para ello contará con la ayuda de su amigo Tomás y de la urraca Pingüina.
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Los lectores enseguida se van a sentir incorporados al original equipo formado por Bárbara, su amigo Tomás y la urraca Pingüina. Junto a ellos lucharán por una causa tan justa como es la batalla contra el comercio ilegal de animales. Asimismo practican métodos deductivos que agilizan sus mentes, vencen el miedo a lo desconocido y gozan el placer de ser útiles a los demás.
La oposición entre lo aparente y lo real es un eje sobre el que se gira la narración. Así por una parte está todo lo que confunde por su halo sobrenatural (olores extraños, presuntas adivinaciones, miedos irracionales, gritos inexplicables, brujas terribles, desapariciones sin justificación lógica). Por otra parte, el esfuerzo de los chicos por entender la realidad y hacerse una idea coherente de lo que les asusta.
Durante la historia no faltan momentos de ironía (sobre la propia ingenuidad de Bárbara y de Tomás), de ternura (la orfandad de Bárbara y su peculiar relación con su madre), de humor (los contrastes entre las personalidades de los personajes, incluida Pingüina).
La historia termina con un divertido guiño al mundo de los niños frente a la incomprensión de algunos adultos.