La mayor parte de las derechas españolas siempre han repudiado a nuestra Segunda República. No ocurre igual con las izquierdas, que la idealizan y mitifican, la añoran, la reivindican, la interpretan, la monopolizan, la memorizan, celebran su aniversario, utilizan su bandera y se sienten legítimas herederas de ella. Visto el fenómeno desde la distancia y con cierta racionalidad, la cuestión no deja de ser paradójica. En primer lugar, porque la Segunda República española fue una democracia burguesa, por lo que están añorando y reivindicando un régimen burgués, avanzado, eso sí, pero sistema capitalista al fin y al cabo. En segundo lugar, llama la atención que los partidos y organizaciones de izquierdas se presenten como campeones de la Segunda República, cuando durante la mayor parte de su existencia se dedicaron a hacerle la vida imposible. Fue después, cuando el peligro fascista se convierte en una realidad, cuando todas las izquierdas luchan contra esa amenaza.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2012 | Biblioteca Nueva |
272 |
978-84-9940-464-6 |