El próximo día
11 de febrero nuestros vecinos portugueses votarán en referendum la
despenalización del aborto. El partido de la derecha, el CDS-PP, pide el "no"
mientras que el partido socialista se debate entre el "sí" oficial y el "no" de
algunos dirigentes destacados. Como casi todo con lo que sucede en Portugal,
España vive de espaldas, pero algunos estaremos atentos a ver qué pasa.
Primero
una salvedad lingüística. Llamemos a este asunto "despenalización" y no
legalización. Hay un matiz interesante, si me permiten los juristas. Si es
despenalización quiere decir que hay un delito, un crimen, que está
des-penalizado, pero no por eso deja de ser un crimen; así que llamemos a las
cosas por su nombre, es un crimen, pero el que lo comete no recibe una pena por
parte de la justicia ordinaria. Por tanto: crimen.
Cualquier
momento es bueno para recordar que las leyes que atentan contra la vida no son
moralmente vinculantes para los cristianos (Evangelium Vitae, 72), sea la ley del aborto o la
normativa sobre eutanasia. Pero yendo un paso más allá en este esfuerzo de
llamar a las cosas por su nombre podemos recordar las palabras de Sto. Tomás en
la Summa Theologica
(I-II, q 93, a.3,
ad 2um): "la ley humana es tal en cuanto
está conforme con la recta razón y, por tanto, deriva de la ley eterna. En
cambio, cuando una ley está en contraste con la razón, se la denomina ley
inicua; sin embargo, en este caso deja de ser ley y se convierte más bien en un
acto de violencia". No se puede hablar más claro: violencia. ¿Sobre quién?
La víctima y la sociedad entera.
¿Qué
es entonces? Volvemos a Sto. Tomás: "toda
ley puesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto deriva de la ley
natural. Por el contrario, si contradice en cualquier cosa a la ley natural,
entonces no será ley sino corrupción de la ley". Por tanto una ley como la
del aborto tiene otro rasgo: corrupción.
Pues
ahora imagine el lector el escenario: un político con la mejor de las sonrisas,
discurso de esperanza en un futuro mejor, globos y aplausos; llegado un momento
le propone su solución: un proyecto político que sirva de amparo a un crimen, que
además ejerza violencia sobre toda la sociedad y que signifique una corrupción
jurídica, todo en uno. Se dirige a usted y le pide el voto. ¿Le votaría?
Pues
aunque parezca un disparate ha habido gente que ha dicho "sí".
Carlos Segade
Profesor del Centro Universitario
Villanueva.
Para leer más:
Bernard
Nathanson: La
Mano de Dios
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1361
Natalia López Moratalla:
El Primer Viaje de la Vida
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5506
Martin Rhonheimer: Ley Natural y Razón Práctica
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4633