Si todo lo dicho es verdad, si leer un libro tal
como se debe exige tan alto grado de imaginación, comprensión y criterio,
probablemente concluiréis que la literatura es un arte muy complejo, y que es
muy probable que no lleguemos a ser capaces, después de toda una vida dedicada
a la lectura, de hacer aportación alguna, digna de consideración, a la crítica
literaria. De ahí que debamos quedar en lectores, que no debamos atribuirnos
esa mayor gloria que en justicia pertenece tan sólo a quienes también son
críticos. Pero, a pesar de todo, también tenemos nuestras responsabilidades, e
incluso nuestra importancia, en cuanto a lectores. Los criterios que nos
forjamos y las sentencias que dictamos al juzgar se elevan en el aire, y pasan
a formar parte de esa atmósfera que los escritores respiran, cuando trabajan.
Se crea una influencia que les afecta, incluso en el caso de que jamás quede
expresada por escrito. Y esta influencia, si está bien documentada, y es
vigorosa, independiente y sincera, puede tener gran valor, ahora que la crítica
se encuentra, forzosamente, en estado comatoso, en que los libros desfilan
igual que la procesión de animales en una galería de tiro, y en que el crítico
apenas tiene un segundo de tiempo para cargar el arma y disparar, por lo que
bien puede perdonarse que confunda los conejos con los tigres, y las águilas
con las gallinas, e incluso que no de en el blanco y su disparo vaya a dar en
una pacífica vaca que pasta en un campo vecino. Si el autor tuviera conciencia
de que, detrás de los tiros que a tontas y a locas dispara la prensa, hay otra
clase de crítica, consistente en la opinión de las personas que leen por amor a
la lectura, despacio y sin profesionalismo, y que emiten juicios, animados por
gran comprensión y gran severidad, ¿no mejoraría esto la calidad de sus obras?
y, si gracias a nosotros, los libros llegarán a ser más vigorosos, más ricos,
más variados, creo que habríamos conseguido algo digno de ser intentado.
["¿Cómo hay que leer un libro?", en el
último ensayo de Second Common
Reader (1932)]
Virginia Woolf
Para leer
más:
style='font-size:12.0pt;font-family:"Times New Roman"'>C.S
style='font-size:12.0pt;font-family:"Times New Roman"'>. Lewis,
La experiencia de leer, Alba 2000
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style='font-size:12.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Harold
style='font-size:12.0pt;font-family:"Times New Roman"'> Bloom,
Cómo leer y por qué, Anagrama 2000
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Roberto Cotroneo,
style='mso-bidi-font-style:normal'>Si una mañana de verano un niño, Alfaguara
1998
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