¡Hasta nunca, mayo del 68!



Muchos de los que nacimos
alrededor de esa fecha infausta sentimos alivio al ver que los franceses y
luego toda Europa dará la espalda al modo de vida "del mayo del 68". Por fin.



En el plano político,
están bastante de moda los neocons. Son, como alguno los ha definido, progres asaltados
por la realidad y que llevan a la derecha algunos de los métodos de la
izquierda junto con algunos de sus supuestos y una buena dosis de inmoralidad.
En Francia se les llama néoréac
y alguno de los nuevos ministros de Sarkocy son buen
ejemplo de ello. Lo bueno que tienen es que hablan sin complejos contra el mal
francés de mayo del 68 y, al menos en eso, coincido plenamente y les
aplaudo sin complejos.



En el plano de las letras,
más interesante que el político, nos encontramos, también
en Francia, con gente como Finkielkraut
(¡quién lo iba a decir!), Glucksmann, Houellebecq, etc., que hace tiempo buscan librar al mundo
intelectual y académico de la duradera plaga mental hippiesca.



Ya está bien que unos
señores se arroguen el título de intelectuales (no se sabe muy
bien qué significa eso) y se instalen en lo que ellos llaman pensamiento
crítico, o sea, el conformismo con el socialismo, la subjetividad moral
y el ateísmo, y dicten oráculos sobre lo que debe ser el
individuo y la sociedad, que, desde luego, no pueden ser críticos con
ellos so pena de ser tachados de reaccionarios, primero, y de fascistas
después, si persisten en no alinearse con ellos. Esta semana ha vuelto a
salir a la palestra un buen ejemplo de esa desfachatez intelectualoide
en la persona de Gunther Grass,
quien ocultó su pasado militante en las SS mientras criticaba a todo
hijo de vecino por tener pasado fascista. Pero se le perdona por haber sido
inspirador de la izquierda totalitaria centroeuropea. Así son. Algunos
creen que el intelectual no es sino un pequeñopensador que aplica su ideología a la
realidad social para intentar explicarla. Puede que así sea, me gusta la
definición, porque pone de manifiesto el trasfondo ideológico de
los gurús del progresismo.



Adiós al buenismo, al anticristianismo,
al antiburguesismo,
al antiamericanismo papanatas de los que celebran Hallowe’en
y sacan un Santa Claus por la ventana vestido con los
colores de la multinacional que lo hizo popular. Adiós al pacifiambientalismo
que cuida de las focas y mata a los niños; adiós al
correctísimo feminismo que considera que la mujer es tan tonta que hay
que imponerla en cuotas. Adiós a los amantes de la cultura popular que
no dejan que los niños aprendan. Adiós al LSD educativo.



Reivindico la creación
artística y literaria libre de prejuicios rancios; reivindico la
sociedad libre ya de lo políticamente correcto; reivindico el pasado y
presente cristianos; reivindico el pensamiento libre ya de gurús,
intelectualoides, bienpensantes y guías
ciegos.



Adiós, mayo del 68,
adiós para siempre…adieu.



Carlos Segade


Profesor del Centro Universitario
Villanueva