Los disgustos de la Feria del Libro



La Feria del Libro de Madrid es uno de
los grandes acontecimientos culturales de cada año desde que se fundó el 23 de
abril de 1933. Tiene un atractivo especial y es una iniciativa digna de
apoyarse, me refiero a apoyo ciudadano, visitándola todos los años. Pero una
vez que pasa viene el disgusto de saber qué autores han sido los más vendidos.


 


Según
Ymelda Navajo, editora de La Esfera de los Libros, en
declaraciones a La Gaceta
(14 de junio, 2007) parece ser que los que más han vendido han sido Antonio
Gala, Almudena Grandes, Isabel San Sebastián y Mª Teresa Álvarez, estas últimas
con La
Visigoda
y La Comunera de Castilla, respectivamente. Desde un punto de vista literario y
cultural tal vez se salve Teresa Álvarez, pero los otros tres, me van a
disculpar, no lo merecen.


 


En
España, mitos fuera, se lee bastante, el mercado del libro está saneado, es
variado y puede competir con sus iguales. No obstante, los libros no se libran
de ser un producto de marketing, algo que en sí no es malo si no fuera porque
puede más la venta que la calidad y las editoriales fichan vendedores antes que
a editores. Isabel San Sebastián vende porque tiene un público que le sigue en
sus tertulias televisivas y radiofónicas, que lee sus columnas en la prensa
nacional y que comparte muchas de sus ideas políticas. Publique lo que
publique, un mínimo de ventas está asegurado. La calidad de su novela no, es
más, es un libro malo literariamente, aparte de la ínfima calidad moral de sus
personajes. Y ahí está.


 


No
soy tan ingenuo como para pensar que lo que se llama eufemísticamente "el gran
público" y que Ortega llamaba sencillamente "las masas" se va a lanzar en
tropel a empaparse de buena literatura, pero personalmente no voy a cejar en mi
empeño de difundirla y darla a conocer porque esto es como el vino, una vez que
se toma un gran reserva se comienza a distinguir el bueno del malo.


 


Tampoco
es bueno para el mundo literario que Gala sea un superventas. De esa forma
muchos buenos escritores quedan relegados a la última fila porque no gozan del
favor mediático, de grupos de presión o de partidos políticos. Su escritura
puede ser buena, pero sus libros, al menos en los últimos años, son malos en su
conjunto. Es una lástima que una persona con su dominio de la lengua se pliegue
ante historias banales, falsas o manipuladoras.


 


En
definitiva, sería bueno llegar a conocer la lista completa de libros vendidos.
Tal vez descubriríamos la cantidad de libros de gran calidad literaria que se
venden y que quedan fuera del impacto mediático. Me gusta tener la esperanza de
que detrás de los más vendidos siempre hay huecos para la calidad.


 


 


Carlos Segade


Centro Universitario Villanueva