El último libro publicado por Susanna Tamaro, Escucha
mi Voz, contiene todos los elementos que lo hacen ser un buen libro, no
solo desde el punto de vista meramente literario, sino también desde el
punto de vista del contenido.
Los
mismos personajes que se debatían en Donde
el Corazón te Lleve, se encuentran de nuevo para pensar sobre la
vida, su sentido y su aprovechamiento. Tamaro
sabe poner en solfa una sociedad, o una generación, que ha querido
desarrollarse al margen de la ley natural, que ha confundido los deseos de amar
implícitos al hombre con la opresión de lo establecido. Es
desgarradora la descripción de la indiferencia de una generación
que es capaz de eliminar una vida simplemente por no poner en peligro una
errónea concepción de la libertad.
Tamaro va haciendo que la
protagonista de la novela vaya descubriendo quién es, primero al
enfrentarla a la muerte de su abuela, con quien vivía desde los cuatro
años, edad a la que se muere su madre. Después, como si se
tratara de un viaje iniciático,
conoce a su padre. Por último, coincidiendo con la tercera y
última parte del libro, viaja a Israel para conocer a los únicos
parientes vivos que le quedan en este hemisferio. Acertadamente esa parte la titula Raíces, raíces que
son no solo las de la familia de la protagonista sino las de toda Europa.
Cuando se han cumplido esas etapas, es capaz de volver a casa.
Un
aspecto llamativo es la importancia de la belleza como guía de la
existencia, como factor de interpretación de la vida y como reflejo del
sentido de la trascendencia impreso en la naturaleza humana. La
generación perdida de los años setenta, anclada en un falso
sentido de la libertad, se obsesiona por el presente hasta tal punto que sus
consecuencias no se admiten si alteran el modo de vida anárquico que
voluntariamente se ha escogido, a pesar de su vacuidad. La protagonista lo
sabe. Sabe que su padre se desentendió de ella y de su hermano abortado;
la tortura la pregunta de si fue hija de la casualidad más que del amor
entre dos personas. La generación del amor libre ha vivido perdida, sus
hijos viven ahora sin referencias, solos, con el peso de saber que en otro
momento han sido un estorbo para que sus padres realizaran sus planes
vacíos, sin rumbo, cuya máxima expresión de libertad es el
suicidio, como última rebelión ante lo inevitable.
Ante
este panorama desolador de desintegración de la paternidad y la
maternidad, la protagonista reflexiona. El sentido trascendente del hombre, el
saberse parte de una ley de amor, el reconocerse como súbdita de la
misericordia da sentido pleno a la vida. Fuera
de esa ley, no hay belleza, no hay sentido, no hay amor, solo queda la soledad,
el orgullo y una adolescencia eterna que lleva irremediablemente a la muerte.
Se
pueden entresacar muchos temas de esta novela, desde la soledad de los hijos de
padres separados y el mal que se les hace, hasta la injusticia del aborto,
pasando, claro está, por el fin último de la vida. Dicho
así parecería que Sussana
Tamaro ha escrito un libro
plúmbeo pero nada más lejos de la realidad, atrapa desde el
primer momento, sumerge al lector en una reflexión serena y demuestra
que se pueden escribir grandes libros con fórmulas sencillas.
Carlos Segade
Profesor del Centro Universitario Villanueva
Susana
Tamaro, Escucha
mi voz, Seix-Barral 2007
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5448