"Jesús

de Nazaret" de Benedicto XVI

 

"Jesús de Nazaret" es un libro

que no necesita el prólogo de una firma autorizada. Pero hay un

prólogo del mismo autor que es una explicación necesaria. No hay

necesidad de justificar una obra sobre Jesús, pero sí pretende el

Papa relacionar sus opiniones con las exégesis fallidas en torno a un

Cristo histórico inventado, propio de los exégetas modernos.

 

Dice Benedicto XVI que a estas páginas ha

llegado después un largo camino interior. A quienes hemos leído

bastantes de sus obras más representativas nos parece evidente.

Ratzinger ha reflexionado mucho sobre Jesús y ha salido al paso, en no

pocas ocasiones, de las opiniones de los teóricos de la segunda parte

del siglo XX. Advierte que desea desmontar esa contraposición ficticia

entre el Jesús histórico el Jesús de los Evangelios.

 

Quizá lo más evidente al leer esta

obra es el desmentido de hecho, a través de muchas páginas, de la

idea de fondo de esos escritores modernos que insisten en que "sabemos

poco de Jesús". El autor demuestra de modo fehaciente que sabemos

mucho. Uno de esos autores -Schnackenburg- dice:

"no se consigue, o se consigue sólo en una medida insuficiente,

formar una visión fiable que la figura histórica de Jesús

de Nazaret".

 

Ratzinger recuerda cuáles son los recursos

del exégeta completo, que no se queda solo en investigaciones

históricas -aun cuando sean imprescindibles-, según indican

diversos documentos del Magisterio, especialmente dos de la Pontificia

Comisión Bíblica. Y partiendo de sus textos recuerda unas

líneas metodológicas que están presentes en todo momento

en este libro.

 

En primer lugar que Jesús es un personaje

histórico. "Et incarnatus
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", "El Verbo se hizo carne" nos dice que

Dios ha entrado en la historia. La Biblia se funda en la historia, a diferencia

de otras religiones. Pero junto al estudio histórico, es imprescindible

la búsqueda del contexto. No se puede examinar un libro de la Sagrada

Escritura aislado de los demás. Todos, en su conjunto, tienen un

sentido. Por lo tanto el exégeta debe advertir cuál es la unidad

de los libros revelados. Es lo que se ha llamado la exégesis canónica. No está en

contradicción con el método histórico sino que "lo

desarrolla de manera orgánica".

 

Al estudiar toda la Biblia en su conjunto y al

determinar lo que quiere decir cada palabra, en su contexto, es cuando se puede

entender mejor lo que significa inspiración.

El autor del libro sagrado no escribe como un particular por propia iniciativa,

escribe como miembro de una comunidad creyente, el pueblo de Dios, y por tanto

Dios está presente para guiar a quien escribe.

 

Benedicto XVI lo dice muy claro: "esto

significa sobre todo que yo tengo fe en el Evangelio". Está

convencido de que el Jesús del Evangelio es el Jesús

histórico y todo su empeño consiste en demostrar que es mucho

más creíble esta afirmación que las de otros expertos.

"Sólo sí sucedió algo extraordinario, si la figura y

las palabras de Jesús habían superado radicalmente toda las

esperanzas y las expectativas de la época, se explica su crucifixión

y se explica su eficacia".

 

Ángel Cabrero Ugarte

 

 

Para leer

más:

 

Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, La esfera de
style='mso-spacerun:yes'> 
los libros 2007


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6341">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6341

Francisco Varo, ¿Sabes leer la Biblia?,

Planeta 2006


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4397">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4397

Vicente Balaguer, Comprender los evangelios,
class=SpellE>Eunsa
2005


href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3415">http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3415