Eugenio Trias, catedrático de Historia Historia de las Ideas de
la
Universidad Pompeu Fabra de Barcelona,
es uno de los más prestigiosos filósofos
españoles de nuestro tiempo. En su última obra: El canto de las sirenas, la filosofía se ha ensamblado con la
música, en un recorrido desde el Barroco
hasta nuestros días. Arranca en la música del Barroco donde se refleja la
ruptura de la unidad del cristianismo en Europa: una cuestión clave; el "gran
drama de la salvación" (p.80).
El autor se detiene en Bach:"Esa
música se trasladará al nuevo espacio en el que la burguesía ilustrada y
romántica instalará su propio sanctasanctorum: el ámbito del arte y de la
estética, con sus escenarios pertinentes, la sala de conciertos o el teatro de
ópera" (p.92). En Bach "la armonía preestablecida de Leibniz parece presidir el
gran proyecto musical que cristaliza en esas imponentes Sumas
Teológico-musicales. Música y Teología giran, en ellas, en torno a los grandes
interrogantes relativos al hombre, al Universo y a Dios" (p.95). También es
espiritualidad: "Esa experiencia de poseer a Jesús, o de ser poseído por Jesús,
o de recíproca posesión personal y amorosa del alma y Jesús, que esa Coral
expresa, condensa el goce infinito que la música de J.S.Bach sabe transmitir".
En las siguientes páginas, desfilan los más grandes
músicos de la historia. De Haydn dirá: "En las estaciones lo natural, y la vida
campesina, con sus ritmos de tiempo, correspondientes con las edades de la
vida, se descubre en su forma más despejada y sincera, sin el lastre
decimonónico romántico de la subjetividad como filtro necesario" (p.133). Y,
más adelante: "La vida de Wolfang Amadeus Mozart parece hallarse marcada del
infortunio. Todo sale fatal, todo se tuerce. Todo, a excepción de la música,
cada vez más grande, más intensa, hasta alcanzar cimas insuperables,
portentosas, casi sobrehumanas" (p.155). Hasta afirmar: "Si algún compositor
puede decir, al modo del Rey Sol ‘la música soy yo’, ése es Ludwig Beethoven" (p.199).
Y, finalmente: "Esa supuesta facilidad tiene un carácter muy especial. Schubert
no era nunca capaz de escribir nada que fuese simplemente un borrador" (p.250).
Después se desgranan los autores al compás de los intensos acontecimientos: la Revolución
francesa, Restauración, Romanticismo, Goethe, Nietzsche. Y señala Trias: "Importa
tomarse en serio la excelente definición que Mahler daba de sus sinfonías. Se
trata, en cada una de ellas, de construir un mundo; o de promover una auténtica
cosmogonía" (p.403). "Hay tanta verdad histórica en Richard Strauss como en sus
mejores críticos. Sólo que la Verdad como la Belleza, admite muchas
manifestaciones, o-igual que el ser aristotélico- se dice de muchas maneras" (pp.651-652).
Trias sintetiza su trabajo con estas palabras: "Todas las artes, especialmente en el siglo
XX, parecen hallar su unidad común en su encuentro con la música, de manera que
en ella descubren la verdad de su condición, y las mayores pistas para
orientarse hacia el enigma de la belleza que intentan plasmar" (p. 880).
Vale la pena leer despacio este libro, que dentro de lo opinable, marca un
camino para la unidad de las artes y el pensamiento; ambas se necesitan y se
interpelan.
José Carlos Martín de la Hoz
Para leer más:
Trias, E. (2007) El canto de las sirenas, Barcelona Galaxia Gutemberg,
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6745