En el interesante trabajo publicado por David Waines, se
aborda de forma sintética la historia y la vida del Islam. De todas formas, el
autor al describir el origen y desarrollo de Islam, deja de lado la pregunta
clave: ¿Se trata de una revelación de Dios al hombre? Asunto de capital
importancia, pues como el propio Waines afirma: "el
punto de vista norteamericano se centra en la incapacidad de las naciones
islámicas para unirse al mundo moderno, por pensar que religión y modernidad son
incompatibles" (p.14).
Es interesante lo siguiente: "La comunidad histórica del
Islam representaba tanto una continuación como un alejamiento de las fes
monoteístas establecidas con anterioridad: el judaísmo y el cristianismo. Cada
una tenía su Escritura, procedente de la misma fuente divina que ahora se
dirigía al profeta Mahoma" (p.26). Aquí radica otra de las cuestiones radicales
del problema, pues de hecho no hay continuidad sino ruptura, al convertirse
Mahoma en el único interprete autorizado de la
Revelación.
Finalmente, la última cuestión sobre la que pasa por
encima es el problema radica de la fijación del texto: "la búsqueda del
conocimiento comenzó de manera informal entre individuos y familias, para
adquirir, durante el período del califato de Umar Ibn Abdul Al Aziz (717-720),
todas las características de un movimiento estructurado. Fijará el Corán"
(p.52).
Una vez señaladas las tres preguntas que el autor ha
pasado por encima. Conviene ahora referirnos a un tema espinoso. La
antropología islámica. Primera, la posición del hombre: para los más radicales
la Sura 4:34, es clara. "los hombres están por encima de las mujeres, porque
Allah ha favorecido a unos respecto de otros, y porque ellos gastan sus
riquezas a favor de ellas para su mantenimiento. Por tanto, las mujeres
piadosas son obedientes, reservadas en ausencia (de sus maridos) en lo que
Allah mandó fuese reservado". (Cfr.p.291). Se
admite a la mujer a la educación, al voto y al trabajo. Pero no puede ejercer
ni como dirigente político, ni como juez: "la liberación de la mujer no
significa convertirse en un hombre, sino ser ella misma y cumplir con el
destino que Allah le ha trazado" (p.304)
Así pues: "En opinión de la feminista musulmana, la
feminista laica ha traicionado su cultura y su religión y se ha vendido a un
occidente que es una cultura ajena; la mujer laica representa una amenaza para
la estabilidad del orden tradicional de la familia". (p.304).
Por tanto, la conclusión es clara: "la feminista
musulmana de ideología radical acepta las normas patriarcales como normas
auténticamente religiosas, dado el sentido de honor y seguridad que se deriva
de su función en la familia. Ve su subordinación inicial al control del padre o
de un hermano como un beneficio a largo plazo y este sentimiento lo comparte
con la mayoría de las mujeres de su sociedad" (p.304). Y, por tanto:"Como los hijos varones son el recurso más decisivo del que
dispone una mujer, asegurarse su lealtad para toda la vida es una preocupación
constante" (305). Frente a la cultura occidental secularizada "el musulmán
radical reacciona ante la incertidumbre buscando la seguridad en lo que le es
familiar, valorándolo aún más en tanto en cuanto considera que está sancionado
por una fuente sagrada" (305).
José Carlos Martín de la Hoz
Para leer más:
Waines, D. (2002) El Islam, Madrid, Cambridge
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=6882
Paolucci, G. (2003) Cien preguntas sobre el Islam, Madrid,
Encuentro
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1632
Lewis, B. (2005) Los
árabes en la historia, La Coruña, La Voz de Galicia
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3778