Teología y relativismo



            El
Profesor Sayés acaba de publicar un trabajo
sobre Teología y relativismo. En él dedica atención al tsunami acaecido en la Teología
Católica en la segunda mitad del Siglo XX. El
título es muy sugerente, pues nada más contradictorio que poner
juntos el concepto de relativismo, con el concepto de Teología. Pero esa
contradicción marcó el tiempo de toda una generación.


            Después
del largo pontificado de Juan Pablo II y de su extenso magisterio, así
como de ese colosal instrumento que es el Catecismo Universal, muchos de las
dudas de aquellos años han pasado y se intuye ya una primavera en la Teología. Basta
con leer los abundantes manuales de Teología que se han ido publicando
en estos últimos años, para comprobar que la serenidad se va
imponiendo poco a poco.


            El
libro arranca de la Homilía pronunciada por el Cardenal Ratzinger en la
Plaza de San Pedro, en los solemnes funerales por Juan Pablo II, donde
recordó el peligro para la humanidad de la "dictadura del
relativismo".


            Sayés, partiendo de esa clarificadora
afirmación, buceará en este ensayo a través de la teología
de la secularización, que se extendió a lo largo del siglo XX. En
ella encuentra las raíces de ese problema. Para explicitarlo hace
desfilar en sus páginas, a los autores más significativos:
Robinson, Rhaner, Bultmann,
etc. Con serenidad, precisión y profundidad, va mostrando como se fue
tejiendo una de las épocas más tristes de la historia de la teología. Sin
duda, el análisis más certero del origen del relativismo en la
teología, está en la pérdida de la metafísica
(pp.68-69).


            Seguidamente
Sayés aborda las causas de la extensión
del problema estudiando  la ausencia
de una sólida preparación tomista de algunos teólogos, las
desconfianzas acerca de la tradición, de la historicidad de la
Escritura, la divinidad de Jesucristo, de la validez del discurso teológico.
También desgrana las superficiales clasificaciones de progresistas y
retrógrados, y un largo etcétera de lugares comunes. Volver al ambiente
de hace 40 años produce dolor. Fueron muchas las utopías que se
pusieron en juego. Muchos intentos fallidos. Las anécdotas narradas por el
autor son ilustrativas de todo aquél período.


            El
verdadero fruto del Concilio Vaticano II está en nuestras manos. Frente
a las novedades etéreas y superficiales que algunos airearon en aquellos
años, está la perenne novedad del Evangelio, la frescura de la
Revelación entregada a la Iglesia como depositaria y como testigo del
anuncio.


            Al
leer las Encíclicas de Benedicto XVI, Deus Caritas est y Spe salvi,  parece como si resonaran de nuevo las
palabras de Jesús pronunciadas el día de la Ascensión: "
Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Para leer más:


 


Sayés, J.A. (2007) Teología
y relativismo. Análisis de una crisis de fe
, Madrid, BAC


Pera, M.; Ratzinger, J. (2006)
Sin raíces,
Madrid, Península


Ollero, A. (2005) Derecho a la
Verdad
, Pamplona, Eunsa


Ratzinger, J. (2005) Fe, verdad y
tolerancia
, Madrid, Sígueme