Entre
los muchos interrogantes acerca de la historia de la Evangelización de
América hay uno que sigue siendo muy polémico. Se trata del por
qué el clero indígena tardó tanto en desarrollarse en
América. La reciente publicación de un trabajo póstumo del
Profesor Paulino Castañeda (1927-2007), catedrático de Historia
de la Iglesia y de las Instituciones Canónicas Indianas de la
Universidad de Sevilla, arroja luz sobre la cuestión.
Es
importante recordar que la Evangelización de América fue la gran
gesta de la Iglesia española en el siglo XVI. Se desarrolló con
una intensidad y velocidad, que
style='mso-spacerun:yes'> sobrecoge. Pero esa tarea
style='mso-spacerun:yes'> requería muchos brazos y de
personas cualificadas: sacerdotes y misioneros para el clero regular y secular.
Efectivamente,
los mestizos entraron en el clero y en las órdenes sagradas muy pronto,
en opinión del Prof. Castañeda “demasiado pronto”
(p.11). Los obispos americanos de comienzos del siglo XVI necesitaban brazos
para evangelizar, tanto entre el clero secular que debía hacerse cargo
de los curatos, como entre las órdenes religiosas que necesitaban nuevos
misioneros para abrir camino en los territorios que se iban descubriendo y
pacificando. Los que venían de España no eran suficientes,
necesitaban aclimatación y, sobre todo, desconocían la lengua y
la mentalidad de los indios.
En
ese sentido los mestizos tenían el prestigio de su sangre de
conquistador y cercanía cultural y lingüística a los indios.
Los obispos sabían que esos candidatos a las órdenes
tenían impedimentos canónicos pues era notorio que la
mayoría de ellos eran hijos ilegítimos, pero el Papa Gregorio
XIII les dio facultad para dispensar dicha irregularidad. También se
solventó pronto la duda acerca de la capacidad: eran personas humanas
integras y con talento suficiente. El problema estribaba en la idoneidad
canónica: estabilidad de las virtudes y fortaleza de carácter.
Cuestiones que debía examinar y calificar el obispo. Las experiencias de
defecciones fueron creando un estado de opinión contraria a las
ordenaciones hasta que fueran alcanzando la madurez cristiana y humana.
Es
interesante el estudio del profesor Castañeda sobre la posición
de la Corona y del Consejo de Indias al respecto, con sus reiteradas
prohibiciones de ordenaciones de Mestizos: Reales Cédulas de 1578, 1636
y de 1676. Pero también señala Castañeda las protestas de
los obispos y su defensa de las condiciones básicas para ordenarlos,
insistiendo en revisar caso a caso.
Para
el profesor Castañeda más que de una cuestión racial, hay
que hablar de prestigio social. Indudablemente la escasez del clero indígena
frente al criollo o al español terminó por convertirse en un
problema de prestigio social: mestizo o mulato equivalía a hijo
ilegítimo y eso terminarían pagándolo pues la negativa a
la ordenación o a la consecución de un beneficio, se ponía
en consonancia con la dignidad sacerdotal
José Carlos Martín de la Hoz
Paulino CASTAÑEDA
DELGADO, El mestizaje en Indias.
Problemas canónicos, ed. Deimos, Madrid
2008, 522 pp., 23x15.