Se cumplen los
cuatrocientos años de la expulsión de los moriscos de
España en tiempos de Felipe III. Es un buen momento para estudiar
cómo son los musulmanes que están regresando a España.
La
presencia visible del Islam en España más importante son las
personas, las familias, perfectamente entrelazadas, manteniendo, a pesar de las
tendencias mundiales del individualismo, las tradiciones de hace siglos. Los
musulmanes que llegan a España, en muchos casos vienen con la convicción
de poseer la religión verdadera y muestran en su interior un desprecio
de quienes han abandonado lo más importante: la salvación por la
fe: “el Islam tiene como centro un monoteísmo elemental y
rígido, que no carece de grandeza. Islam significa literalmente
sumisión a Dios”(p.228)..
Conviene
recordar que han crecido en España muchos centros de acogida dirigidos
por el Estado y la
Iglesia Católica, así como algunas ONG. Los
musulmanes que se favorecen de ellas las miran con respeto pues como afirma el
Prof. Morales: “El Corán no
contiene un mensaje de amor, ni es directamente una proclamación
liberadora. Se encuentra más bien dominado por la personalidad de un
Dios que habla principalmente de ira, de justicia y de observancias
legales” (p.229). Y concluye,
poco después: “El Islam es una religión digna, voluntarista e imperativa” (p.236)..
Para
los musulmanes las relaciones entre fe y razón, o entre democracia y
religión, carecen de interés, pues lo importante es estar en
camino de salvación. Es interesante lo siguiente: “La comunidad histórica del Islam
representaba tanto una continuación como un alejamiento de las fes monoteístas establecidas con anterioridad: el
judaísmo y el cristianismo. Cada una tenía su Escritura,
procedente de la misma fuente divina que ahora se dirigía al profeta
Mahoma” (D. WAINES, El Islam,
ed. Cambridge, Barcelona
2002, p.26). Aquí radica otra de las cuestiones radicales del problema,
pues de hecho no hay continuidad sino ruptura, al convertirse Mahoma en el
único intérprete autorizado de la Revelación.
La
mayoría de los musulmanes en España están instalados en un
Islam cultural, con una creencia fuerte en Dios y una débil
práctica religiosa y muy adaptada a las duras condiciones en las que
trabajan y viven. El Ramadán y algunas fiestas como la del Id
al-Kabir (fiesta grande, del sacrificio del
cordero) sirven como elementos aglutinantes de la comunidad.
De
todas formas es importante considerar que “Aunque la adhesión y la praxis puede entrar en fase de
debilitamiento, es verdad que, a partir de la tercera generación, puede
producirse en los hijos de los inmigrantes una recuperación del Islam
reprimido de los padres como tabla de salvación ante el desencanto que
les embarga, perdidos en medio de una sociedad altamente secularizada que no
les ofrece ya las ventajas que ofreció a sus padres y abuelos”
(J. L. SÁNCHEZ NOGALES, El Islam
entre nosotros. Cristianismo e Islam en España, ed.
BAC, Madrid 2004, p.115).
José Carlos Martín de la Hoz
J. MORALES, Caminos del
Islam, ed.Cristiandad,
Madrid 2006