El escritor Weigel ofrece en su
último trabajo traducido al castellano un resumen de las cuestiones
controvertidas acerca de la
Iglesia Católica que hay en la sociedad. Pues como
él señala: "La fe implica verdades; esas verdades traen consigo obligaciones y
tales obligaciones demandan ciertas elecciones" (p.12). Así pues, es necesario
clarificar esas tres facetas: lo que hay de verdad en el cristianismo y las
consecuencias en la vida personal y social.
Evidentemente, Weigel centrará
sus respuestas en la vida y la predicación de Jesucristo: "Al predicar a
Jesucristo, la Iglesia está proponiendo un encuentro y una interpretación: un
encuentro con el Dios que nos libera de la oscura confusión de preguntas sin
respuestas, y una interpretación del origen y el destino de la historia"
(p.23).
De todas formas hay una distancia entre la vida de
Jesucristo y su presencia perenne en el mundo, y la vida de los cristianos,
siempre llamados a la coherencia de vida, y, por tanto, a la conversión
personal. De ahí, que se refiera al 12 de marzo de 2000, cuando solemnemente Juan
Pablo II pidió perdón por los pecados de los cristianos: "como inteligente
estudiante de teología o de historia, comprendió que esa confesión era
fundamental si se pretendía que la Iglesia entrara en el tercer milenio de la
historia fortalecida en su fe en la única misión salvadora de Jesucristo y
convencida de que el método de Cristo es el de la persuasión y no el de la
coacción" (p.20).
Seguidamente, hay que destacar las apreciaciones de Weigel acerca de la visión cristiana de la vida. "El mundo real es un mundo con ventanas,
puertas y claraboyas. En él, ondea la luz de lo que es verdaderamente el mundo
real, que es el mundo de lo sobrenatural; el mundo de Dios" (p.69). Y, añade,
respecto al diario cruzamiento entre lo natural y lo sobrenatural: "Los siete
sacramentos, esos siete signos que transmiten la vida y la gracia de Dios de
una forma singular, haciendo presente lo que simbolizan, confirman la
perspectiva sacramental católica sobre el mundo e ilustran cómo lo
extraordinario nos toca a través de lo ordinario" (p.73).
Con respecto a la vida moral del Evangelio, señala Weigel: "Vista desde dentro la moralidad trata de la
felicidad y de las virtudes que contribuyen a ella" (p.90). La Regla de la fe
es la Regla de la vida y se resume en enamorarse de Jesucristo (p.104).
Los capítulos finales están dedicados a la actuación pública
de los cristianos. Al no haber soluciones únicas a los problemas de la
sociedad, será cada cristiano quien aporte ideas y propuestas, eso sí desde la
dignidad de la persona humana y sentido de la trascendencia que da la fe. De todas formas, Weigel recoge una interesante apreciación: "El mismo año en el que cayó el Muro
de Berlín, los editores del New York Times advirtieron a los obispos católicos
de los Estados Unidos de que un ejercicio excesivamente rotundo de su función
de enseñanza a la hora de afrontar el tema del aborto podría destruir la tregua de tolerancia que permitía a los
católicos ser ciudadanos de un país con una mayoría no católica" (p.173). Así
pues, quedan muchos muros de Berlín por derribar; todos aquellos que la
intolerancia o las treguas de tolerancia quieran levantar.
José Carlos Martín de la Hoz
George WEIGEL, La verdad sobre
el catolicismo, ed. Cristiandad, Madrid 2009, 204 pp.