Antony Flew (1923-2010) era el filósofo inglés más activo desde la
mitad del siglo XX en la defensa del ateismo, hasta su paso al teismo en el año 2005. Ese giro y las críticas recibidas le llevaron a explicar ese tránsito en este
trabajo.
La presente obra pretende ser, por tanto, una autobiografía
de su pensamiento filosófico y una argumentación clara y ordenada de su cambio
de posición. Por la temática abordada y por la honradez con la que Flew
desarrolló siempre su pensamiento, el libro termina por convertirse en una
historia sintética de los debates sobre la existencia de Dios desde la mitad
del siglo XX hasta nuestros días.
Colateralmente, al reproducir las críticas de algunos
autores correligionarios suyos en el bando del ateismo, el libro presenta la
argumentación sobre la cuestión que se ha producido sobre la cuestión.
El último capítulo apunta a otra temática: la existencia
de una verdad revelada y por tanto la coincidencia del Dios encontrado por Flew en su aventura racional y el Dios del cristianismo.
Las últimas líneas escritas por Flew elogiando la
argumentación del obispo Wright, así lo muestra, pero no lo confirma, pues ese paso o no lo dio Flew o no le dio
tiempo a escribirlo antes de su fallecimiento.
Los dos principios que llevaron al Prof. Flew a mantenerse durante años como paladín del ateismo
están descritos por él: el primero que le corresponde a los teístas la carga de
la prueba. Es
decir, son ellos los que deben dar las pruebas de la existencia de Dios (p.66).
El segundo principio sería "seguir la evidencia a donde quiera que lleve"
(p.63), por lo que afirma: "Dadas las razones adecuadas para creer en Dios, los
teístas no cometen ningún pecado filosófico creyendo en él" (p.67). Por otra
parte el aspecto esencial que le llevó al ateismo fue la presunta incompatibilidad
entre la existencia de un Dios amor y la existencia del mal (p.59).
Los argumentos para que Flew
cambiara de posición y pasara a defender el teismo
frente a sus antiguos compañeros, someramente expresados serían los siguientes:
"la ciencia atisba tres dimensiones de la naturaleza que apuntan hacia Dios. La
primera es el hecho de que la naturaleza obedece a leyes. La segunda es la
dimensión de la vida, la existencia de seres organizados inteligentemente y
guiados por propósitos, que surgieron de la naturaleza. La
tercera es la propia existencia de la naturaleza. Pero
no sólo es la ciencia la que me ha guiado. También me han ayudado la reconsideración
de los argumentos filosóficos clásicos" (p. 87). Finalmente del big bang afirma: "Las leyes de la
naturaleza parecen haber sido fabricadas de forma que puedan impulsar el universo
hacia la aparición y la conservación de la vida" (p.104).
El libro aporta un debate que en España apenas es
conocido. En cualquier caso este trabajo es de gran utilidad para comprobar que
el tema de Dios está vivo y poder observar los argumentos racionales que se
manejan.
Un trabajo que vale la pena leer y que da para pensar.
Como se afirma en la introducción aporta un: "testimonio de confianza en la
razón; de confianza en que los argumentos racionales bien pergeñados
constituyen nuestro mejor camino de acceso a la realidad" (p.9).
José Carlos Martín de la Hoz
Antony FLEW, Dios existe,
ed. Trotta, Madrid 2012, 167 pp.