El autor realiza un recorrido histórico de los siglos XIX y XX, estudiando a los católicos españoles y sus actuaciones en la vida pública, tanto política, religiosa o meramente cultural, pero dividiéndolos en dos grupos los liberales, por un lado, y los carlistas o tradicionalistas por otro.
En el capítulo primero el autor intenta definir el catolicismo que asume los principios del liberalismo "Más allá de la hojarasca histórica se debe situar la relación entre liberalismo y cristianismo, en el fondo entre cristianismo y modernidad. Ni todos los católicos fueron absolutamente hostiles al liberalismo ni todos los liberales fueron anticlericales" (p. 16). A continuación va señalando las diversas versiones que se fueron dando: por una parte iría el racionalismo convertido en religión, krausismo, protestantismo liberal, etc. (p.18). Por otra, el mantenimiento de la fe católica incólume y la aceptación de algunos principios liberales: el valor de la libertad, la tolerancia, la soberanía popular, los derechos humanos etc., (p.19).
La tesis del libro es que los católicos liberales o, mejor dicho, los partidarios de conciliar el liberalismo con la fe católica son los que han aportado más y han alcanzado más logros en los campos de su acción pública.
Juntamente con lo anterior, el autor subraya que los católicos partidarios de unir liberalismo y fe aportaron la doctrina social de la Iglesia con la que atemperaron los excesos capitalistas que exageraba el liberalismo llevado a ultranza. El caso paradigmático sería Ángel Ossorio y Gallardo, a quien define como partidario de una democracia católica, monárquica, conservadora pero liberal" (p.239). Ossorio propiciaría un programa "con un marcado acento social, exigiendo una legislación protectora de los obreros" (p.240).
El problema del libro es que no explica adecuadamente como el liberalismo ha ido evolucionando desde el siglo XIX hasta la actualidad y por tanto que no se puede llamar liberal a Antonio Fontán como a Sagasta. El mismo termina por decirlo: ¡Cómo ha cambiado el liberalismo y cómo ha cambiado la Iglesia! (p. 230 ).
Es interesante comprobar que el autor ha utilizado la documentación aportada por el Prof. Gonzalo Redondo en sus documentados volúmenes sobre la Iglesia española en la primera mitad del siglo XX. Lástima que no dialogue con él para resaltar los puntos de vista del Prof. Redondo.
Las referencias al Opus Dei comienzan recordando que Rafael Calvo Serer y quienes le seguían en su polémica con Ruiz Jiménez "eran partidarios de la libertad de los católicos en todo lo temporal y en su personal responsabilidad, sin implicar ni a la Iglesia ni al Opus Dei" (p. 323). En ese marco establece la disputa entre Fontán y Calvo Serer por un lado y López Rodó y Carrero Blanco, por otra. El resultado final, con cierre y voladura del edificio, lo califica así "Una vez más, católicos liberales contra católicos tradicionalistas" (340-341). La última referencia al Opus Dei es la aventura periodística de la Gaceta Universitaria en los años sesenta llevada a cabo por Andrés Garrigó (342).
José Carlos Martín de la Hoz
Felipe-José de Vicente Alguero, El catolicismo liberal en España, Prólogo de Fernando García de Cortazar, ed. Encuentro, Madrid 2012, 382 pp.