En la extensa biografía publicada
por el famoso hispanista francés Duverger sobre Hernán Cortés, conquistador de la Nueva España en el
siglo XVI, se aportan los resultados de las investigaciones de los últimos años,
por lo que resulta de un gran interés.
En primer lugar hay que destacar el
fino análisis realizado en este trabajo acerca de la búsqueda de la legalidad
por parte de Cortés. Desde la constitución de un Cabildo en la recién fundada Villa de
Veracruz, hasta su reconocimiento legal como Capitán General y, posteriormente,
como Marqués del Valle. La normalización es descrita así por Duverger: "El
cabildo de Vera Cruz se dirige a los reyes (Juana y Carlos) para explicarles la
operación mexicana, descrita como si estuviera basada en el celo de servir a la
Corona y en la preocupación por dar a conocer la santa fe católica a los
naturales de esta tierra" (161)
La formulación final de Duverger ("como
si") es bastante opinable y nos conduce al tema de la religiosidad de Cortés
que como se ve en el texto citado resulta indeterminada. En este aspecto
divergimos del hispanista francés, pues tanto las descripciones de los
cronistas, como sus Cartas de relación a Carlos V, como sus actuaciones de
gobierno muestran un jurista formado en Salamanca y un hombre convencido de su
fe cristiana y de su misión en Indias. El objetivo de Cortés sería la
conversión de los naturales y la fundación de una prolongación de Castilla en
América, de ahí el nombre de Nueva España. Asimismo se entiene su búsqueda de
hombres preparados para el gobierno y la estabilización (p.235).
Cortés, es indudablemente un
adelantado para su tiempo. Un hombre práctico, meditativo, superior a la media. Estoy de acuerdo
con la intuición de Duverger de que la clave de su conquista está en plantear
el asentamiento, de ahí que lleve a México comida, armas y caballeros, hasta la
construcción del mestizaje y la incorporación al reino de castilla.
Si la guerra era ritual por parte de
los indios (145), lo será de táctica y providencial por pate de los españoles. También
la separación entre el poder civil y eclesiástico, lo que resaltaría aún más la
impresionante escena de 1521 cuando
Cortés recibe de rodillas a los doce frailes
franciscanos (248), para dar comienzo a la evangelización. Claramente
Cortés tiene fe en Dios y no sólo en sus fuerzas (195)
Finalmente, la entrevista,
magníficamente resumida por Duverger, que
tuvo lugar en Toledo en 15289 entre el Emperador Carlos V y el conquistador
acerca del gobierno de las indias resume la cuestión: "Defiende la conservación
de las estructuras indífgenas, con la necesaria evangelización a cargo de las
órdenes mendicantes. Justifica una vez más los repartimientos, defiende su
visión del equilibrio entre la conservación de los índios y la posibilidad de
que los españoles vivan en esas tierras. No pronuncia la palabra mestizaje,
pero está inscrita en filigrana en todas sus palabras. El rey escucha, trata de
leer en los ojos de sus consejeros lo que debe responder, pero la palabra de Cortés
se basta a sí misma. Aunque no dice nada, Carlos V está impresionado por la
pasión del conquistador, por su ardor, por su determinazción. América, sin
embargo, sigue siendo una abstracción para el rey, una realidad
evanescente" (305).
José
Carlos Martín de la Hoz
Christian
Duverger, Hernán Cortés. Más allá de la
leyenda, ed. Taurus, Madrid 439 pp.