Las calles de París se convierten en esta novela en el mapa de los recuerdos de juventud del protagonista, un escritor de edad madura. La sombra de una misteriosa mujer, a quien estuvo unido veinte años atrás, permanece presente para él en algunos distritos parisinos y en ciertos muelles del Sena, a los que regresa con el deseo de cerrar un capítulo de su historia.
La acción transcurre al ritmo itinerante de unos paseos rememorativos, lentos y melancólicos, en los que el pasado cobra más importancia que el presente. La vuelta atrás se retrotrae, según el paisaje urbano donde se ambiente, a la Revolución de 1789 y a las feroces represalias contra quienes colaboraron con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, una vez acabada ésta. El eje de la trama radica, no obstante, en las actividades clandestinas que tuvieron lugar durante los años previos a la independencia de Argelia y en las que, al parecer, estuvo implicada la amante del protagonista, desaparecida un día sin dejar rastro. La obra, de extensión relativamente breve, se inscribe en las líneas generales características de la producción del autor. El estilo, de frases cortas y expresividad contenida, introduce intensamente al lector en los laberintos interiores del narrador y protagonista. Romántico y solitario, intenta reconstruir y aclarar la imagen de alguien que se revistió de varios nombres, falsos todos seguramente, y muchos domicilios y que le contó muchas mentiras. La peculiar condición de este antiguo amor, impregna el argumento de un tono de intriga policíaca, que aporta vivacidad al tratamiento poético de una ilusión perdida. Modiano, nacido en 1945, da muestra en esta novela de una extraordinaria depuración narrativa y de una delicadeza formal que no necesita apenas recursos para comunicar una amplia gama de sentimientos.
Comentarios
Una vuelta de tuerca a la
Una vuelta de tuerca a la concepción de la novela policíaca o negra. Porque Modiano va mucho más allá. Su novela tiene como sustrato el asesinato de Ben Barka, un líder marroquí, fundador de la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP).
La UNFP tuvo una orientación marcadamente de izquierdas y denunció desde el principio la corrupción que a su juicio invadía las incipientes instituciones marroquíes, la pervivencia del feudalismo y la alianza de éste con los hombres de negocios extranjeros. Reclamó elecciones libres, una constitución, la alfabetización, la reforma agraria y el final de la exclusión social de las mujeres. Bastaron tres meses para que los dirigentes del nuevo partido fueran encarcelados, y su periódico, prohibido. Ben Barka se exilió voluntariamente en París a principios de los años 60.
Ben Barka fue secuestrado el 29 de octubre de 1965 en París por agentes de la policía francesa, cuando se dirigía a una cita con el cineasta Georges Franju para preparar el rodaje de una película sobre la descolonización. Desde entonces no se tuvieron más noticias de él.
La investigación judicial que siguió estableció que Ben Barka fue trasladado a un chalet de un pueblo cercano donde fue torturado hasta la muerte por agentes secretos franceses , dirigidos aparentemente por el entonces ministro del interior del reino alauí, Mohammed Ufqir, quien habría participado en persona en el asunto. El juicio, celebrado en 1967, condenó a penas de cárcel a varios de los implicados, incluido Ufqir, que fue juzgado en rebeldía y condenado a cadena perpetua. Sin embargo, no se lograron averiguar todos los detalles de la trama, especialmente la implicación de los gobiernos, francés y marroquí como tales, o de sus servicios secretos, las razones precisas del secuestro, las posibles complicidades de otras organizaciones como la CIA o el paradero del cuerpo de Ben Barka. Por esta razón, el proceso sigue abierto, aunque casi todos los testigos conocidos han ido muriendo a lo largo de los años, la mayoría por causas no naturales.
Hasta aquí lo que el lector puede encontrar en la red. Patrick Modiano utiliza el hecho como una disculpa para tejer los hilos de una trama muy subjetivada. Ni siquiera aparece el hecho del asesinato como tal. Todo hace referencia a la participación en ellos de una mujer, Dannie, de quien el protagonista, Jean, un joven álter ego de Modiano, está enamorado. Con ella recorre las calles de un París marginal donde se desenvuelven oscuros personajes relacionados con marruecos y con la ilegalidad.
El interés que Jean siente por Dannie le impide ver la realidad de aquella joven que se esconde de un crimen casual, que cambia de nombre y de domicilio repetidamente, que le encomienda, como favor personal, misiones ilógicas, y a quien le gustaría pedir explicaciones pero no lo hace porque teme perder su compañía.
Aquel joven Jean, ya no lo es. Hoy recorre de nuevo las calles de ese París alejado de la legalidad y el recuerdo de aquellos días compartidos con Dannie sumerge al lector en una intriga en la que más que resolver una investigación policial de trascendencia internacional, lo que nos revela es lo que realmente importa al lector: la realidad de la ficción existencial de Dannie, y su final.
Y el lector no queda defraudado, el comisario Langlais, que había llevado oficialmente toda la investigación le entrega a Jean, ya convertido en un escritor de éxito, el expediente de toda la investigación policial.
El lector, identificado con Jean, el joven que creía conocer a Dannie, y con el propio Modiano, descubre la verdad sobre la joven. Una verdad que realmente carece de importancia pues no le sirve para llegar de nuevo a ella. Conocer la verdad objetiva, nos dice el autor, es insuficiente para alcanzar los anhelos de nuestro corazón. Hay otra realidad que se escapa al conocimiento. ¿La teoría voluntaristas de Schopenhauer?
Modiano guía al lector a través de una fría investigación policial despertando en el lector los ecos del tiempo perdido, la melancolía y la insatisfacción del amor imposible. La geografía urbana de París se revela la geografía de los sentimientos del escritor.