La Renovación carismática

 

Desde hace unos años se está produciendo en el seno de la Iglesia Católica una intensa renovación espiritual en torno al redescubrimiento de la figura de Dios Espíritu Santo. En esta dirección vale la pena leer el trabajo del Doctor en Paleografía y Música, Salvatore Martínez que dirige desde hace años Renovación en el Espíritu Santo (RnS) y que es colaborador en diversos Dicasterios de la Curia Romana.

Como expresa el título del sugerente libro que hora reseñamos, se trata de la vuelta al cenáculo de Jerusalén, donde los Apóstoles con María, la Madre de Jesús esperaron la venida del Espíritu Santo

y, con renovado vigor, se lanzaron, como decía San Justino, a la conquista del mundo.

El texto tomado de los Hechos de los Apóstoles (Act 2, 1-11), donde se narra la Pentecostés, será el índice de esta obra. Seguidamente, el auto irá desgranando las aportaciones de la Renovación carismática a la Iglesia entera, es decir, hacer partícipes a todo el Pueblo de Dios de la asistencia continua  del Divino Paráclito.

El libro tiene un tono optimista y esperanzador, pues se trata del camino del cristiano después de la recepción del sacramentos de la Confirmación, avivado constantemente: "Pentecostés no pertenece al ayer: la fe es el hoy de Dios. Nosotros somos los hombres del hoy de Dios y no queremos retroceder, porque todo retroceso es déficit de amor" (23).

El libro centrará el paso constante del cristiano en su conversión a ser discípulo de Cristo, y, por tanto, movido por el Espíritu Santo a ser fuerte en el amor a Dios: "Para un cristiano, vivir significa amar" (30).

El autor subrayará muchas veces que el cristiano es un discípulo, es un privilegiado (32), pero que no puede conformarse: "Volver a partir del Cenáculo significa redescubrir, a la luz del Espíritu, el corazón de nuestra fe, volver a sentir vivas las razones pascuales y pentecostales suscitadas en nosotros por el Espíritu Santo" (13).

Las palabras del Papa Francisco en su última Exhortación, servirán para recordar que el Espíritu Santo nos envía y sostiene para ser "La Iglesia en salida" (n.25). De ahí que el autor subraye que debemos ser optimistas: "Oremos sin sentir vergüenza por sentirnos pecadores, sin miedo por sentirnos limitados, sin resistencias al Espíritu" (72). Pero confiados en el Espíritu Santo que lo pone todo en movimiento (86). Y, poco después añadirá que muchos cristianos tienen complejo de ostras: "son los que están pegados a la roca, esos a los que le gusta quedarse en la madriguera" (90).

Respecto a la predicación de la Palabra de Dios que debe realizar todo cristiano movido por el "No somos nosotros los que hemos de hacer más verdadera esta verdad, más bien, si nos convertimos en testigos de ella, la haremos más viva y visible a todos" (101).

Dios que respeta nuestra libertad, impulsa constantemente en el Espíritu Santo, el afán de santidad, llevando la libertad a dar más fruto en el amor a Dios y a las almas: "Dios no es nunca el límite de nuestra libertad humana" (117).

Finalmente, el autor recordará que la Nueva Evangelización atañe a todos los cristianos de toda clase y condición: "Jesús no nos ha pedido permanecer en el Templo sino estar en el tiempo y vivirlo a la luz del Evangelio, difundiendo la salvación a todos los hombres" (131).

En ese sentido, no hay excusas, ni falsos motivos para ausentarse de la tarea, pues Dios quiere vivir en nosotros nuestra existencia: "Dios es el Señor de nuestro tiempo, sobre todo del que ya está ocupado" (152)

 

José Carlos Martín de la Hoz

 

"Impulsados por el Espíritu. Volvamos a partir del cenáculo. Ed. mensajero, Bilbao 2014, 194 pp.