Jesús y el comienzo de los evangelios

 

El Prof. Guijarro catedrático de exégesis del Nuevo Testamento de la Universidad Pontificia de Salamanca reúne en este volumen algunos de sus artículos encaminados a dar a conocer los inicios de la Escritura, a fin de hacerla asequible y comprensible a todos.

Es interesante el status quo que estable desde el comienzo de su trabajo: "Todos estos avances científicos coincidieron con un desplazamiento de la investigación bíblica desde centro Europa hacia norte américa, cuyas universidades se han convertido en los últimos veinte años en el hogar de la investigación sobre el Jesús histórico" (20). Y, añade después: "Frente al escepticismo de otros tiempos, la reciente investigación histórica sobre Jesús ha mostrado que la tradición de sus acciones tiene un sólido fundamento histórico" (73).

Señalaremos a continuación algunos pasajes sobresalientes de este trabajo, pues indican los avances que produce la exegesis actual sobe Jesús. Por ejemplo en el  relato de las tentaciones nos dice: "El desierto, en la tradición israelita, es el lugar de la prueba, e en él acontece la prueba de Jesús, que consiste en enfrentarse a Satanás y acreditar con la victoria sobre él, que el reinado de Dios ha comenzado a llegar" (45).

Respecto a la relación entre Jesús y su Padre subraya que: "Además de instruir a sus discípulos sobre cómo debían orar, les enseñó una oración que podían considerar propia y que refleja de forma admirable su propia experiencia de Dios: la confianza e inmediatez con que se dirigía a él invocándole como su abbá y la súplica constante para que haga llegar su reinado" (47).

Y respecto a Dios Padre en el Nuevo Testamento: "Jesús habla de un Dios cercano, cuya solicitud puede experimentarse en la vida cotidiana, y al que sus hijos pueden dirigirse directamente. Por otro lado, las estructuras patriarcales y la rígida distinción entre los de dentro y los de fuera, que son características de la cultura mediterránea, habían creado una situación de opresión y de ruptura que siempre perjudicaba a los más débiles. Frente a esta situación, Jesús habla de un Padre que es compasivo con sus hijos y que acoge a los de fuera" (61). A lo que añade: "En lugar del honor, Jesús propone como valor central la persona, pero no en lo que vale delante de los hombres, sino en lo que vale delante de Dios; en lugar de las riquezas, propone la solidaridad; y en lugar del dominio propone el servicio" (66).

Respecto al discipulado: "la llamada de Jesús a sus discípulos no puede comprenderse al margen de la experiencia de su relación con Dios, pues la autoridad que manifiesta se fundamenta en la conciencia de ser el Hijo a quien el Padre ha encomendado la misión de anunciar e instaurar su reinado. En segundo lugar, fue Jesús quien eligió a sus discípulos. Esto es lo que quiso decir Marcos cuando afirma que 'llamó a los que quiso ' (Mc 3,13)" (91).

Así pues los discípulos van físicamente tras él, comparten su estilo de vida y están dispuestos a compartir su destino: "el seguimiento de Jesús suponía, pues, acompañar a Jesús para escuchar sus enseñanzas y para ver sus signos, pero suponían también vivir como él vivía y compartir su suerte" (95).

 

José Carlos Martín de la Hoz

Santiago Guijarro Oporto, Jesús y el comienzo de los evangelios, ed. Verbo divino, Estella 2006, 188 pp