La figura del pensador inglés de origen lituano, Isaiah Berlin (1909-1997), está sufriendo en los últimos años una clara revalorización en el mundo de la historia de las ideas, y de hecho han sido publicados recientemente, en castellano, varios trabajos suyos inéditos y reediciones de otros antiguos.
Recordemos que este profesor de Oxford es conocido mundialmente en el siglo XX, por sus trabajos y conferencias defendiendo el valor de la libertad y, sobre todo, con la publicación de libros frente a las ideologías, pero también contra lo que ha denominado recientemente, Benedicto XVI como la dictadura del relativismo.
Subrayemos también, que sobre el amor a la libertad del profesor Berlin, creía “que las ideas ganaban poder no sólo por su sentido, sino fundamentalmente por la unión de asociaciones emotivas y de otro tipo. El poder de las ideas es un vector de sentido y sensibilidad” (19).
Asimismo, nos dirá que: “La opinión de moda consistía en que una proposición era verificable mediante su significado, es decir, que si no había modo alguno de verificar lo que se estaba diciendo, no se trataba de una declaración factual a la que pudieran aplicarse los conceptos de verdad o falsedad y, por lo tanto, dicha afirmación carecía de significado” (42). Así nos recordará Berlin también la importancia siempre actual del concepto de realismo: “la creencia en que el mundo externo es independiente de los observadores humanos” (43).
El profesor Berlin, planteaba a propósito del fenomenalismo, "si la experiencia humana se hallaba limitada a aquella proporcionada por los sentidos, tal y como habían enseñado Húme y Berkeley, o bien existía una realidad independiente a la experiencia sensible. Para algunos filósofos como Locke y sus seguidores, sí que existía dicha realidad, aunque no nos resultaba directamente accesible: se trataba de una realidad que causaba las experiencias sensibles, que son lo único que nosotros podemos conocer directamente. Otros filósofos sostenían que el mundo externo era una realidad material que podía ser percibida de forma directa, o, según el caso, errónea, a esto se le llamó realismo, como oposición al punto de vista de que nuestro mundo era creado enteramente por las facultades humanas llamado idealismo y en el que jamás creí” (45).
Finalmente, vale la pena recordar las afirmaciones lúcidas de Berlin sobre Marx: “Marx no era principalmente un filósofo. Su fama se debe a su prodigioso esfuerzo por descubrir y formular las leyes que gobiernan el comportamiento de los hombres en sociedad, y a la creación de un movimiento diseñado para transformar la vida de estos de acuerdo con dichas leyes” (215). Y añadirá que para Marx, “La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. La filosofía de la historia de Marx es la fuente de todas las creencias filosóficas del autor”.
José Carlos Martín de la Hoz
El poder de las ideas. Ensayos escogidos, ed. Página indómita, Barcelona 2017, 444 pp.