A lo largo de la historia, los cristianos hemos recibido muchas veces las mismas preguntas: ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde están los escritos de Jesús? ¿dónde su mensaje? ¿Se puede confiar en la Iglesia Católica?”. En realidad, lo que Cristo dejó fueron testigos, conversos, persona formadas por Él, tocadas por la gracia del impacto, del encuentro. Testigos que podían narrar como san Juan: “lo que hemos visto y oído” (1 Io, 1,3).
Es más, nosotros, podemos responder, en el siglo XXI con las mismas y contundentes palabras de san Ignacio de Antioquía redactadas al comienzo del siglo II en su epístola los de Filadelfia: “los archivos son Jesucristo: los archivos sagrados son su cruz, su muerte, su resurrección y la fe que viene de Él” (249).
Es decir, busquemos a quienes nos hablan de Jesús en la Tradición en la Iglesia y en la Sagrada Escritura que comprenden lo que se llaman las fuentes de la Revelación, que fueron entregadas al Magisterio de la Iglesia para conservar el tesoro de la Revelación obrada en Cristo, para vivirlo y para transmitirlo hasta el final de los tiempos con la mayor fidelidad. Un encuentro personal, que como decía Benedicto XVI: “suscita la alegría y el entusiasmo de la fe” (175).
Precisamente, El profesor Cesar Izquierdo, Ordinario de Teología de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, especialista en Teología Fundamental, comienza su último trabajo, recordando la estrecha unidad entre la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, a lo largo de la historia de la teología.
Así nos explicará que la Tradición precedió a la Escritura y será primordialmente “predicación y enseñanza” (249). Enseguida añadirá: “Hay al menos tres tipos de textos de la tradición: textos fundantes, textos histórico-documentales y textos actuales” (253). Entre los primeros estaría por ejemplo toda la totalidad del Nuevo Testamento, entre los segundos los escritos de los Padres de la Iglesia y la liturgia de la Iglesia y finalmente esas otras cosas que han sido reconocidas como tradición y que el magisterio nos lo ha trasmitido.
La Sagrada Escritura, los mandamientos, los sacramentos, la plenitud de la Revelación nos lo han hecho llegar y amar la Iglesia: “Una vez recibida la entrega de Cristo, la Iglesia es el sujeto activo y el ámbito de la tradición en la que también ella misma -La Iglesia, cuerpo de Cristo cabeza- acaba entregando su propia realidad y su fe” (256).
Y un poco más adelante, nos señalará el profesor Izquierdo: “Lo que decimos de la Iglesia tiene su prolongación en la tradición (y no solo en ella). La tradición es realidad humana e inseparablemente divina. En ella hay fenómenos que admiten una explicación natural, que incluso pueden encerrar imperfección y pecado, pero que solo alcanzan su verdadero sentido desde la realidad divina de la que son expresión. Quizás esto se realiza de modo especial en los escritos del Nuevo Testamento que son la forma singular en la que la primera entrega de Jesús se concreta para ser transmitida a la Iglesia”. (280). La hermenéutica es Cristo.
José Carlos Martín de la Hoz
Cesar Izquierdo, Transmitir la fe en la cultura contemporánea. Tradición y magisterio a partir del Vaticano II, ed. Cristiandad, Madrid 2018, 350 pp.