Cuando sobran las palabras

 

Desde los comienzos del cristianismo, todos y cada uno de nosotros, en la catequesis, hemos aprendido la importancia de la vida de oración, a la vez que aprendíamos de memoria y saboreábamos las oraciones básicas del cristiano; el padrenuestro, el avemaría y el gloria. Es más, muchos autores de espiritualidad nos han confirmado las profundas raíces evangélicas de esas oraciones y nos han insistido en que nuestra vida vale, lo que vale nuestra vida de oración.

Precisamente, en estos días de junio en el que tradicionalmente conmemoramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, además de la fiesta de san Josemaría, podemos concluir en que la historia de un hombre es la historia de su oración.  De hecho, el corazón de Jesús nos ha recordado que el cristianismo no se reduce ni a un paquete de ideas, ni a un código de conducta sano y coherente, sino que se trata de un camino que conduce a la identificación con Jesucristo, a la entrega del corazón.

El catecismo de la Iglesia católica, en su parte IV, se detiene en la llamada universal a la contemplación, y nos recuerda que el combate de la oración se compone de varios tipos:  la vocal, mediante la recitación del padrenuestro y del ave María que salieron de la boca de Jesús y de los evangelios. Eso sí, siempre acompañando el corazón a las palabras.

En segundo lugar, la liturgia de la Iglesia, en las diversas ceremonias, pero especialmente en la santa Misa, con los cánticos (oración doble), los ritos, los silencios, es decir, la oración de la Iglesia: Salmos, lecturas y oraciones.

Finalmente, la oración de contemplación. La mirada de Dios, el sabernos mirados, el descubrimiento del afecto de Dios, su misericordia y su ternura, sobre el hombre. A la vez, la mirada del hombre hacia Dios al saberse escuchado, comprendido, iluminado y transformado. 

El sacerdote español Julio Peñacoba que ha desarrollado su sacerdocio en los últimos cuarenta años en Filipinas, nos introduce, con este bello y sencillo texto que ahora presentamos, en el misterio de la vida contemplativa del cristiano corriente, siguiendo el espíritu del Opus Dei y el Evangelio de Jesucristo. El texto se articula mediante un diálogo desarrollado ficticiamente en la dirección espiritual sobre la oración de contemplación, con sencillos ejemplos tomados de la pastoral ordinaria, del trato con Dios en la vida corriente.

Como afirmaba san Josemaría, el tema de la oración, es el tema de tu vida, y este es el rasgo más importante de las luces que sugiere don Julio Peñacoba: aprender a meditar, a sacar conclusiones, a escuchar la voz de Dios en lo ordinario, en los sucesos corrientes del cristiano.

José Carlos Martín de la Hoz

Julio Peñacoba, Cuando sobran las palabras, ed. Cobel, Alicante 2018, 100 pp.