El Servicio de Aduanas del Ministerio del Interior británico está investigando a un importador de drogas iraní. Descubre que está protegido por los servicios de información del Ministerio de Asuntos Exteriores. Es más de lo que puede soportar uno de los policías que se dedican a perseguir a los traficantes.
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Excelente novela de
Excelente novela de investigación y espionaje. El autor, el antiguo periodista Gerald Seymour, conoce por dentro el mundo de la política británica, la investigación policial y la información exterior. También sus contradicciones.
Resulta duro leer, aunque sea en forma novelada, que un importador de drogas iraní esté protegido por los servicios secretos. Que la República Islámica de Irán -curioso y medieval experimento de un país gobernado por clérigos; una especie de Vaticano de la religión islámica- pueda eliminar sin problemas a los disidentes del interior y a los que se encuentran en los países occidentales sin que éstos puedan hacer nada por evitarlo. Que un político colocado al frente de los servicios exteriores de información, pueda provocar por su inexperiencia la caída y muerte de una red de informantes en el país islámico.
Es duro enterarse de que Turquía, país perteneciente a la OTAN, devuelve a Irán a los prófugos que detiene en sus fronteras aún sabiendo que allí serán ejecutados (luego hacemos retórica con las devoluciones en caliente en Ceuta, Melilla o en la frontera mejicana). O que el Reino Unido e Irán, que en aquella época no tenían relaciones diplomáticas, tuvieran relaciones económicas en materia de armamento gracias a los vendedores internacionales de armas. Es duro, por último, que se permita a un policía obsesionarse tanto con su trabajo que comience a tomar decisiones por cuenta propia; decisiones que afectarán a la supervivencia de otras personas.
Cuando Irán y el Reino Unido retomen sus relaciones diplomáticas, la viuda de uno de aquellos espías se preguntará: "¿Para qué sirvió todo aquello?".
En el aspecto negativo, la técnica que usa el autor de saltar de un escenario a otro sin advertirselo al lector hace la novela más ágil, pero en algunos momentos complica seguir el argumento y a sus personajes.