Novela que se desarrolla en Islandia. El inspector de policía Erlendur y sus colaboradores tienen que investigar la muerte de Elías, un niño de diez años. Elías, Aran en talilandés, es hijo de un islandés y una tailandesa. Los policías se plantean si es un caso de odio racial o el crimen de un pederasta.
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Tanto el autor, el islandés
Tanto el autor, el islandés Arnaldur Indridason, como el sueco Henning Mankell, se preguntan en sus novelas qué está pasando en sus respectivos países, antes tan pacíficos, para que se estén produciendo crímenes nunca vistos. En ambas sociedades la única circunstancia nueva es la llegada de inmigrantes del tercer mundo, y eso hay ciudadanos que no lo soportan. Por si fuera poco Suecia es un país rico y socialista, pero Islandia no lo es. En el fondo, nos encontramos ante una novela de tesis contra el racismo.
El autor enumera los motivos por los que hay extranjeros en Islandia y el primero de ellos es la importación de esposas tailandesas. El padre de Elías, el carpintero Odinn, ya va por la segunda y de ambas se ha divorciado. Otro de los factores que favorece la inmigración es la necesidad de alguien que se ocupe de los trabajos más penosos. La tailandesa Sunee, madre de Elías, trabaja en un taller de pastelería entre doce y catorce horas diarias para sacar adelante a sus dos hijos y enviar dinero al país de origen. Como señala la policía Elinborg: "No podemos pedirles que hagan los trabajos que nosotros no queremos hacer y luego decirles que ya no les necesitamos". Los últimos extranjeros que han llegado a Islandia son refugiados, ya de una cierta edad, que no están ahí por su voluntad y son rebeldes a integrarse en la sociedad que les ha acogido. Pensemos en la última avalancha de refugiados en Suecia o en Alemania.
Sobre las causas del racismo, de la lectura de la novela se desprende que cuando una sociedad o una persona carecen de empatía terminan haciendo un ídolo de su propia identidad. El primer objeto de esa identidad es la lengua y el segundo el color de la piel. Los inmigrantes mayores de edad nunca llegan a dominar bien la lengua, ya que utilizan su idioma de origen en el ámbito familiar. Otra causa del racismo es la vaciedad de una vida sin más objetivos que los económicos. El asesino del pequeño Elías confesará que no tenía nada contra él, pero que "no teníamos nada que hacer" (pág.335).
Por último el autor denuncia el riesgo que supone para los niños criarse solos, con unos padres frecuentemente divorciados, que dedican al trabajo la mayor parte de la jornada. Es el caso de los hijos del inspector Erlendur. Nos encontramos, en fin, ante una interesante novela de tesis y que se lee muy bien.