Romano Guardini (1885-1968) se dio a conocer públicamente en Berlín cuando al poco tiempo de haber defendido brillantemente su Tesis Doctoral, se vio presionado a aceptar tomar posesión de una cátedra de nueva creación en la Facultad de Teología de la Universidad de Berlín sobre “El significado del cristianismo”. El éxito abrumador de aquel joven profesor que sólo hablaba de Jesucristo desde la Tradición, la Sagrada Escritura y desde las obras de los santos Padres de la Iglesia, no ha cesado hasta nuestros días.
De hecho, más de cincuenta años después de su fallecimiento, se siguen reeditando sus obras más conocidas, como “El Señor,” o sus investigaciones sobre la teología de San Agustín, pero también se editan otras quizás más desconocidas por el gran público algunas proceden de sus conferencias, presentaciones de libros, artículos de prensa, reseñas o breves comentarios a temas de actualidad de su tiempo.
Es el caso que ahora nos ocupa, se trata de breves textos agrupados bajo el sugerente título de “Libertad, gracia y destino” que proceden de un ciclo de conferencias que ya había sido publicado en alemán, póstumamente, en Mainz, Alemania en 1994 y que ahora ediciones Palabra ha tenido el gusto de publicar, por primera vez en castellano, fruto del trabajo de una excelente traducción de Sonsoles Aramburu.
El autor se detiene a recordar la importancia en la vida del hombre, criatura de Dios, de la reflexión, del pensamiento detenido, de la admiración y del recuerdo en el alma del cristiano y añade: “Finalmente, la auténtica soledad solo puede realizarse ante Dios. En el momento en que esto se olvida, se transforma en la actitud de autonomía y de total enajenación, produciendo una nueva ruina” (53-54).
Efectivamente, cuando el hombre se queda a solas con Dios y medita con él el estado de su alma, de su destino, el uso de su libertad, el perdón, el arrepentimiento, pero también el agradecimiento y el sentido profundo del don de la gracia, entonces esa soledad acompañada se convierte en verdadera amistad, en amor y, finalmente, en plena identificación. La libertad, por tanto, no es solo elegir, es esencialmente energía. Así va el autor redescubriendo la metafísica, para llegar al descubrimiento de Dios en sí, de la infinitud de su belleza, bondad y sabiduría infinitas (57), concluye que “el bien es infinito en contenido y simple en la forma” (59).
Un poco más adelante, Guardini comentará despacio el encuentro, aparentemente, por sorpresa entre Jesús y Paulo, en el camino de Damasco, cuando es derribado y Pablo lo reconoce y acepta, añade nuestro autor: “un alivio infinito debió de recorrer todo su ser” (91).
José Carlos Martín de la Hoz
Romano Guardini, Libertad, gracia y destino, ediciones Palabra, Madrid 2018, 336 pp.