Los santos inocentes

En la Extremadura profunda de los años sesenta, la humilde familia de Paco el Bajo sirve en un cortijo sometida a un régimen de explotación casi feudal que parece haberse detenido en el tiempo, pero sobre el que soplan ya algunos aires nuevos. Es época de caza y Paco se ha tronzado el peroné. Las presiones del señorito para que lo acompañe en las batidas a pesar de su estado sirven para retratar la crueldad y los abusos de una clase instalada en unos privilegios que considera inalienables y que los protagonistas soportan con una dignidad ejemplar.

«Tiene el lector en sus manos una de las grandes novelas de la literatura en español de todos los tiempos. Conviene decirlo ya desde el primer momento: Los santos inocentes de Miguel Delibes es una cumbre artística y literaria, una obra perfecta. La novela fue publicada en 1981 y no ha dejado desde entonces de sumar lectores y ediciones, hasta convertirse en un clásico popular de la cultura española.» MANUEL VILAS

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2019 Destino
200
978-84-233-5630-0
Valoración CDL
4
Valoración Socios
4
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Género: 
Libro del mes: 
Marzo, 2020

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Novela social, ambientada en la España rural de los años 60. Se trata de una trama sencilla, lineal y consecutiva en su mayor parte, que aparece estructurada en seis capítulos, cuyo título indica el asunto que se presenta en cada uno de ellos. Pero, tradicionalmente, atendiendo a la estructura interna de la obra, se considera que está dividida en tres grandes partes: la primera estaría formada por los tres primeros capítulos, en los que se presenta y describe a los personajes más humildes, honrados e inocentes, como Azarías y Paco, el Bajo; una segunda parte que se corresponde con el capítulo cuarto, en el que ocupa un lugar predominante la figura del antagonista, el señorito Iván, y su afición desmedida por la caza; y, por último, la tercera parte (los dos capítulos finales), en la que prevalece la acción propiamente dicha y se precipita el desenlace.

Desde el punto de vista temático, la obra plantea una clara idea principal (como en una tragedia griega): la oposición entre dos clases sociales, los señores frente a los criados, una antítesis que se pone de manifiesto con más crudeza en el ámbito rural. La opresión y el desprecio hacia los sirvientes por parte de los amos está patente en frases como “Se obstinan en que se les trate como a personas” (señorito Iván, p. 52); mientras que la resignación y la abnegación de los criados, de clase humilde y analfabeta, obedientes y sumisos, se manifiesta en su respuesta recurrente: “a mandar, para eso estamos”.  Por otra parte, el mismo espacio (el cortijo como espacio cerrado) se convierte en símbolo y metáfora de esta opresión, en la que viven encerrados los personajes, que alcanzan una cierta libertad en el contacto con la naturaleza. En resumen, son los “santos inocentes” que dan título a la obra.

Pero, probablemente, uno de los mayores aciertos del autor en esta novela se encuentra en la voz narrativa y en el estilo del discurso. En cuanto al narrador, se trata de una tercera persona omnisciente (porque conoce perfectamente la trama y sus actantes), pero desde un punto de vista selectivo, siempre del lado de los inocentes (como ya había hecho en obras anteriores como “El camino”, donde adopta la perspectiva infantil). Del mismo modo, el estilo del discurso intenta reflejar el habla del pueblo y, así también, las preferencias del narrador.  Por ello, los párrafos son largos, larguísimos, sin puntos, con frases solamente separadas por comas y con abundantes conectores ilativos (polisíndeton), que representan una forma de hablar aparentemente poco cuidada. Por último, la falta de elementos tipográficos para marcar los diálogos (sin rayas, ni comillas, ni verbos “dicendi” o introductorios) hace que la voz de los personajes llegue directamente al lector de un manera más viva y atrae con mayor fuerza su atención.  

La novela fue publicada en 1981 y consolidó la figura y la fama de Miguel Delibes como uno de los autores españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Con ella, inicia una década, la de los 80, que fue especialmente memorable y exitosa para el autor, ya que al año siguiente recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En 1983 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid; y en 1984 la Junta de Castilla y León le concedió el Premio de las Letras y se estrenó la adaptación al cine de “Los santos inocentes”.

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Delibes demuestra en esta joya de novela su poderosa capacidad de observación. Con un innovador uso de la puntuación, el relato es una especie de monólogo que va pasando por una panoplia de personajes que se nos presentan descarnados, reales, sin paliativos. La vida en el campo, la caza, las peculiares circunstancias de un latifundio extremeño en la España de los años sesenta se describen mediante una riqueza léxica sorprendente. Y como telón de fondo, el contraste entre la grandeza y la miseria humana. Diez sobre diez.

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Hacía tiempo que no leía un libro de Delibes -he leído muchos- y este me ha parecido encantador. Es admirable la riqueza de vocabulario, la maravilla de técnica literaria que conocemos bien en este autor. Y el tema es muy interesante para conocer la vida del campo en Extremadura.