Romano Guardini dedicó gran parte de su trabajo universitario y pastoral a pensar y ensayar el modo más eficaz de trasmitir la fe a las generaciones futuras en un mundo (el siglo XX-XXI) que adivinaba cada vez más secularizado y con escasos parámetros y referencias sobrenaturales en la vida social y cultural.
Así comienza el prólogo del profesor López Quintás a la presentación de suma de artículos y conferencias que constituyen este volumen y que deseamos comentar seguidamente.
Inmediatamente, hemos de subrayar con López Quintás, cómo Romano Guardini, en todas sus obras, se ocupa de la centralidad de Jesucristo, el verdadero salvador de la humanidad (41-68), frente a los falsos mitos de las ideologías imperantes en el convulso mundo del final de la mitad del siglo XX (1933-1845) que le tocó vivir.
Verdaderamente, el núcleo fundamental de la aportación del trabajo está en el terreno de la antropología religiosa y, concretamente, en el capítulo “Quien conoce a Dios conoce al hombre” (117-134).
Que no son palabras genéricas las que acabamos de resaltar, sino verdadera luz orientadora de la existencia y del auténtico obrar humano, lo resume el propio Guardini cuando afirmaba: “El hombre sabe quien es en la medida en que se comprende a partir de Dios. Para ello debe saber quien es Dios, y esto solo lo sabe si acepta lo que Dios reveló acerca de sí. Si se enfrenta a Dios, si lo concibe de forma errónea, pierde todo conocimiento acerca de su propio ser. Esta es la ley fundamental de todo conocimiento del hombre” (IX).
Que el hombre es imagen y semejanza de Dios es una verdad asentada en la antropología cristiana, así como el aceptar que las personas divinas de la santísima Trinidad son relaciones subsistentes: Paternidad, Filiación, Amor. Por tanto el hombre es relación, es decir relación con Dios y con los demás. En cualquier caso, nos recuerda el profesor López Quintás que Guardini “sintió siempre un profundo asombro ante el hecho de que el Dios infinito se haya dignado crear al hombre e incluso anonadarse para salvarlo” (X).
Es muy interesante, el efecto que causa estas premisas en López Quintás, quien entra en vibración, pasión, en el prólogo del trabajo. Efectivamente, sentirse llamado por Dios a la vida, a la existencia cristiana, llena de amor y para amar, pues es el hombre destinado por el creador para madurar en el amor y la donación incondicionada de sí: “Verse llamado a la existencia por amor y destinado a crear vínculos de amor en una comunidad de creyentes, que vibran con el mismo ideal de la unidad, es sentirse inmerso en un estado de paraíso” (XI). Inmediatamente, recordará el texto de san Agustín, tantas veces meditado por Guardini: “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”
José Carlos Martín de la Hoz
Romano Guardini, Experiencia religiosa y fe, Biblioteca de Autores cristianos, Madrid 2016, 145 pp.