El profesor de metafísica de la Universidad de Montreal, Jean Grondin (Cap-de-la-Madeleine, Canadá, 1955), ha reunido en este breve ensayo, diversos trabajos publicados en lugares dispersos, sobre el tema general de la historia y de la necesidad de la metafísica en la filosofía y en la cultura occidental. De ahí la importancia de empezar por su peculiar definición o sencilla descripción: “La metafísica es el esfuerzo vigilante del pensamiento humano por comprender el conjunto de la realidad y sus razones (…). Toda metafísica, implica, una ontología, una cierta teología y una antropología” (23).
Efectivamente, nuestro autor abandonando posturas mediocres afirma: “Hay metafísica en todo lo que hacemos. Y es así porque existe una comprensión fundamental del mundo en nuestra relación con los demás, con el medio ambiente, con nosotros mismos y con el más allá o su silencio” (13).
Inmediatamente, echa la culpa del abandono del estudio de la metafísica a la aceptación a-critica de los presupuestos nominalistas y su convergencia en los más vulgares materialismos de nuestro tiempo: “solo existen realidades individuales, ya que todas las otras que se autodenominan realidades no son más que nombres (nomina) o maneras de ver y todas sus configuraciones habrían surgido por azar, siguiendo regularidades físicas (…) El nominalismo más radical de nuestro tiempo afecta también a las realidades consideradas espirituales, las que estarían «más allá» de lo físico y las concernientes a la inteligencia” (17).
Paginas más adelante, al definir la belleza desde el punto de vista metafísico y la posibilidad de ser captada por el hombre, señala: “vale la pena ser vivida porque la propia vida, nuestra vida y la del mundo, aparece como algo más que el resultado aleatorio de un choque de átomos. Si hay belleza en el mundo, si hay en él tanta belleza, bondad y finalidad, es porque el mundo no es el resultad ciego de un azar fortuito, sino el fruto de una inteligencia. Si la belleza -y su equivalente, el bien- es el principio del mundo, el mundo tiene algún sentido” (64).
Un poco más adelante y volviendo a la historia post cartesiana señala los motivos por los que es atacada la metafísica en la actualidad: “el saber y el ser humano tenían así raíces metafísicas y un sentido moral. Hoy en día, curiosamente, parece que estamos buscando un saber desprovisto de bases metafísicas y que, en nombre de la objetividad científica, estaría exento de consecuencias morales, pero provocaría efectos económicos que parecen ser hoy la razón de ser de todo. No es sorprendente constatar que este saber y esta moral está en crisis. Ya que no es la metafísica la que está en crisis, sino el saber y la moral que pretenden prescindir de ella” (77). La conclusión es volver a repensar: “En cuanto Platón y Aristóteles se pusieron a reflexionar sobre las razones de las cosas, inmediatamente distinguieron muchos sentidos. Pero todos esos sentidos (…) están al servicio de una única y misma búsqueda de razón que caracteriza a la metafísica. El principio y la esperanza de la razón son la raíz de la metafísica” (80).
José Carlos Martín de la Hoz
Jean Grondin, La belleza de la metafísica. Ensayo sobre sus pilares hermenéuticos, ediciones Herder, Barcelona 2021, 181 pp.