Mexicano de corazón

 

Francisco Ugarte Corcuera (1947), autor de este libro, vivía y trabajaba en la Comisión Regional de México, en mayo de 1970, cuando el Fundador del Opus Dei realizó una de sus últimas locuras de amor en la tierra: tomar un avión en Roma y plantarse durante nueve intensos días a los pies de la Virgen de Guadalupe en la Villa, México DF.

Teniendo en cuenta la situación de salud del Fundador, el abundante trabajo de las tareas de dirección del Opus Dei, la importancia de permanecer en Roma junto al Santo Padre para ayudar a la Iglesia y, finalmente, la situación política de aquellos años con los gobiernos del país, el anticlericalismo de las leyes  mexicanas del momento y la ausencia de relaciones diplomáticas entre México y muchos países; debían de ser serios los motivos que le llevaron a realizar un viaje de tantos kilómetros y a cruzar el Atlántico por primera vez, para rogar por las necesidades de la Iglesia santa;. Poco tiempo antes, el papa san Pablo VI había proclamado el año de la fe y había publicado el Credo del pueblo de Dios (30 de junio de 1968).

Asimismo, necesitaba hablar detenidamente con la Virgen para dejar en sus manos la configuración jurídica del Opus Dei, que finalmente llevaría a cabo san Juan Pablo II, unos años después al otorgar el 19.III.1983, la Bula “Ut sit”, y la erección canónica del Opus Dei como Prelatura personal.

El contenido de aquellas conversaciones del Fundador del Opus Dei cara a cara con la Virgen Santísima, con la intervención del Espíritu Santo que ponía en sus labios palabras conmovedoras, manifiesta la sobrenaturalidad del Opus Dei y la naturalidad con la que discurren las obras de Dios, además, manifiestan que la filiación divina y la confianza en Dios y en su Madre la Virgen Santísima son rasgo esencial del Opus Dei.

Una vez concluida la Novena y, sobre todo, desde el sexto día de la misma el 21 de mayo, san Josemaría estaba visiblemente conmovido pues, afirmaba con su vida y su palabra que la Virgen le había escuchado. Todo cambió para dar paso a un viaje improvisado para conocer a las personas del Opus Dei y a sus amigos en pocas ciudades de la República, así como reuniones más breves de formación; pues aunque la Obra estaba implantada allí desde 1948, hacía pocos años desde el gran crecimiento.

En efecto, la Universidad Panamericana, con sus campus en México y Guadalajara, colegios de enseñanza, centros de Formación profesional para hombres y mujeres, labores con campesinos, etc. Todo eso requería personas con buen nivel de formación y conocimiento del espíritu de la Obra. A esa tarea dedicó todas las horas posibles. Y se ganó el afecto y la confianza de aquellos hombres y mujeres: “Mexicano de corazón”.

Finalmente, fueron muchas las personas del Opus Dei, amigos y cooperadores de otros países que buscaron una ocasión propicia para realizar una estancia en México o algunas de las ciudades que visitó san Josemaría y encontrarse con él en alguna de aquellas reuniones. Lógicamente, recibieron un doble premio a su audacia: el cariño de los mexicanos que los acogían fraternalmente y el cariño del Padre.

José Carlos Martín de la Hoz

Francisco Ugarte Corcuera, Mexicano de corazón. San Josemaría en México, 1970, ediciones Rialp, Madrid 2021, 163 pp.