Un arranque de amor

 

19 de julio de 1936, Guerra civil en Teruel. Un enclave nacional en terreno republicano. Aquella madrugada, un bombardeo especialmente intenso e inesperado pone a arder la iglesia de san Juan en pleno centro de la ciudad.

Teresa y Encarnita Ortega, hijas del jefe de correos y telégrafos de Teruel, se despiertan sobresaltadas. No lo piensan dos veces saltan de la cama y corren juntas al templo, al lugar donde tiempo atrás como catequistas han enseñado a valorar a los niños la presencia de Jesús Sacramentado en el sagrario, les han enseñado la lámpara votiva, el sagrario, la capilla; les han explicado lo que es hacer un acto de adoración, con amor, la genuflexión.

Es de madrugada, no hay tiempo que perder, una bata y a correr. El templo arde y ellas pueden salvar, al menos a Jesús Sacramentado, que no es “sólo mucho” sino “todo” para aquellos corazones jóvenes.

Atraviesan corriendo la nave lateral mientras caen del techo ya parte de la techumbre ardiendo. Abren nerviosas la cajonera donde está la llave del sagrario, toman nerviosas, entre las manos, los copones y el viril, y el corporal que lo envuelve todo en sus regazos.

Salir del templo y producirse el derrumbe fue todo uno. Estaban exhaustas pero contentas. Pronto, entre las ruinas, encontraron un sacerdote que se hizo cargo del Santísimo, aunque ellas se quedaron con el corporal que les serviría para recordar aquel arranque de amor.

Un arranque que les había hecho madurar y, por supuesto, conquistar el corazón de Jesús que les devolvió el amor con la vocación divina de dominica a Teresa y de Numeraria del Opus Dei a Encarnita. Ambas fueron fieles a su vocación divina y ahora, años después, sus procesos de beatificación están en marcha.

Queda esperar el juicio de la Iglesia que tiene sus tiempos y sus modos jurídicos, y, por supuesto, a nosotros, que conocemos el secreto, fomentar la devoción a estas mujeres cuya reacción de amor será siempre un estímulo para las jóvenes de hoy.

José Carlos Martín de la Hoz

Baldomero Jiménez Duque, Canto Rodado, edición Monasterio Madre de Dios, Dominicas de Olmedo, Valladolid 1982, p. 28.