Praedicate Evangelium

 

Con estas palabras latinas se denomina el documento más esperado del papa Francisco desde el comienzo de su Pontificado, publicado precisamente hoy en el noveno aniversario de la Misa de comienzo de pontificado en la plaza de san Pedro, en el ya lejano día de la Solemnidad de san José, el 19 de marzo del 2013.

Efectivamente, la reforma de la Curia era uno de los primeros y más ambiciosos objetivos del Romano Pontífice y sobre ello lleva trabajando tenazmente, aunque otras cuestiones de mayor gravedad y urgencia se fueran anteponiendo en su camino y, por tanto, en el orden de su programa de gobierno.

Indudablemente, como dice el refrán castellano, “no hay mal que por bien no venga”, pues este extenso documento, con amplio y detenido articulado, recoge muy bien lo que ha sido este intenso y fecundo pontificado. En primer lugar, el nombre es verdaderamente la aplicación del mensaje evangélico de la ascensión y es, también, la ilusión mil veces expresada por el santo Padre: Salir a las periferias, Iglesia en salida, romper estancamientos, buscar a las almas, oler a oveja, etc.

El sentido de misión que imprime el documento, necesariamente jurídico y organizativo, no estrictamente pastoral, se plasma en verdadera misión. Como recogerá en su preámbulo, se trata de servir al Santo Padre y a la Iglesia Universal y servirse entre todos los Dicasterios, para, con profesionalidad, rigor y entusiasmo sobrenatural, dar cada uno lo mejor de sí mismos. En esa línea, el tiempo de cinco años de nombramiento o estancia romana, prorrogable a otros cinco años, explica la importancia de aportar ideas desde los cinco continentes y de dejar mucha tarea hecha, pero con la esperanza de que los siguientes continúen la misión de servicio donde la dejaron y regresar, de vuelta, a las primeras líneas de la tarea apostólica.

La sinodalidad y la colegialidad, están magníficamente expresadas, puesto que hay muchos artículos que hablan de coordinación, de eficiencia, de sumar esfuerzos, de suprimir repeticiones y departamentos, para realizar una administración muy ágil, operativa, e incluso ahorrar viajes mediante entrevistas telemáticas y consultores en diversos lugares del mundo.

Lógicamente, la Congregación, por ejemplo, de las Causas de los Santos que es la que mejor conozco, no podría desarrollar si extensa e importante tarea, con un articulado de tres artículos con apenas unas líneas cada uno, pero es lo suficiente para saber lo más importante que el Santo Padre y la Iglesia espera de ellos. Supongo que la precisión jurídica, fruto de tantos años de trabajo, se aplicarán en un completo y luminoso reglamento de régimen interior donde todo quedará perfilado.

En ese sentido, para el observador inexperto en este tipo de documentos, el modo de gobernar la Iglesia del Santo Padre Francisco queda explicado en los nombres y distribución de trabajo de los diversos Dicasterios, algunos completamente nuevos, modernos y ágiles, como el de la Caridad o la Evangelización.

Finalmente, Secretaría de Estado y Secretaría del Papa quedan articulados con bastante precisión en sus diversos apartados, pues son un reflejo de la mente del Santo Padre de poder coordinar y llegar a todo el mundo.

José Carlos Martín de la Hoz

Papa Francisco, Constitución “Praedicate Evangelium”, Roma 19 de marzo de 2022