El profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, Ramiro Pellitero, experto en diversas materias teológicas de muy diversa índole, como la teología pastoral, la catequesis, la pedagogía religiosa, la doctrina social de la Iglesia y eclesiología, ha acometido en el trabajo que ahora presentamos el estudio del futuro de la educación y, desde diversas perspectivas, ha realizado una completa e interesante propuesta, con sus correspondientes claves teológicas, educativas y pastorales y elaborar una formación católica e integral de la juventud (8, 61): educar la fe vivida (99).
Ya desde el índice y la introducción se puede vislumbrar las sólidas bases sobre las que va a realizar sus propuestas y, por tanto, el edificio tiene la necesaria altura y atractivo, porque los cimientos son hondos y bien asentados. Indudablemente los trascendentales han vuelto a ser las grandes propuestas educativas de nuestro autor, pues todo su trabajo está atravesado de la verdad, la bondad y la belleza (49, 127-135). Por supuesto, nuestro autor tiene presente la centralidad de Jesucristo (12,19, 107-110, 119, 149-155).
De hecho, en las primeras páginas de su trabajo, el profesor Pellitero recoge unas palabras del papa Benedicto XVI que verdaderamente se convertirán en la clave de las muchas e importantes ideas educativas que desea trasmitir en este extenso trabajo: “Todo deseo que se asoma al corazón humano se hace eco de un deseo fundamental que nunca se sacia plenamente”. Un deseo, por tanto, que no se sacia completamente con las ricas experiencias de la amistad, de la belleza, del amor, pero que, indudablemente, incentivan la búsqueda. Enseguida, vendrá la caracterización: “el hombre es un buscador del Absoluto, un buscador con pasos pequeños e inciertos”. Enseguida, culminará estos prolegómenos con nuevas palabras del Santo Padre que constituyen la clave educativa: “los ojos reconocen a los objetos cuando estos son iluminados por la luz. De ahí nace el deseo de conocer la luz misma, que hace brillar las cosas del mundo y con ellas enciende el sentido de la belleza” (37).
Inmediatamente, aplicará el preámbulo que ha realizado a la educación, a la pedagogía del deseo, que según Pellitero está en la mente de Benedicto XVI y tendría dos facetas, primera: “aprender o reaprender el gusto por las alegrías auténticas de la vida”. Los ejemplos son claros: la familia, la amistad, la solidaridad con quien sufre (55), la renuncia al propio yo para servir al otro (155), el amor por el conocimiento (59), por el arte (135), por la belleza de la naturaleza (161, educar en la armonía de las virtudes (66)
El segundo aspecto sería: “nunca estar satisfecho con lo que se ha logrado”. Lo que equivaldría a afirmar que siempre anhelamos más `porque nuestro corazón es inquieto y conocedor de que solo Dios colma, de ahí que eduquemos en: “ser más exigentes -querer un bien superior, más profundo-, para pedirle más claramente que nada finito pueda llenar nuestro corazón” (38. 119). Formar para la santidad (277). Finalmente, nuestro autor nos llevará a los planteamientos educativos del papa Francisco, siempre muy animante y buen conocedor de la importancia de la “coherencia”, autenticidad y del testimonio de vida del educador (39).
José Carlos Martín de la Hoz
Ramiro Pellitero, Educación y humanismo cristiano. Una aportación de belleza y esperanza, ediciones eunsa, Pamplona 2021, 401 pp.