El reciente trabajo del profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile, Samuel Fernández (Santiago de Chile, 1963), especialista en historia de la Iglesia antigua, en la editorial Sígueme, nos ofrece una magnífica síntesis del nacimiento de la teología patrística.
Nos aportará en el trabajo que ahora presentamos una magnífica la primera teología de los padres Apostólicos es una teología bíblica, sencilla conmovedora, al hilo de los textos y de los recuerdos que todos habían vivido o escuchado de los primeros testigos de la fe (28).
Desde los primeros años queda claro que las herejías fueron para, a pesar de todo, para bien, pues hicieron reaccionar a la Iglesia y explicitar, desarrollar, aclarar dudas sobre la base de lo que se había creído siempre.
Por ejemplo, los docetas que negaban que Cristo fuera hombre, también negaban la Iglesia (33,37), de ahí que fueran descubiertos pronto. Los ebionitas negaban, por el contrario, la divinidad (43). En ambos casos no estaba en juego solo la calificación del recuerdo de Jesucristo en la comunidad cristiana, sino la realidad de la salvación en Cristo (46).
La mirada a Cristo es una nueva manera de vivir la religión y de entender el misterio de Dios y de su revelación (47). Efectivamente, se comprueba que los gnósticos no captaban la plenitud de la salvación (58), ni entendían que el hombre no sólo estaba llamado a liberarse del pecado, sino alcanzar la plenitud (59).
Pronto comenzaron las persecuciones romanas de modo que la comunidad era una y otra vez zarandeada, rejuvenecida y fortalecida por la sangre de los mártires, pues la sangre de los mártires era semilla de nuevos cristianos.
Asimismo, pronto comenzaron las persecuciones de aquellos que se sentían humillados ante la conducta honrada y de bien de los primeros cristianos y empezaron las calumnias y difamaciones de quienes no podían soportar esas vidas integras.
Es de un gran interés la obra del pensador Celso quien escribió una insidiosa obra contra Jesucristo y su obra de salvación, reclamando devolver a los cristianos al ostracismo pues se encerraban en la fe indiscutida ante las maliciosas acusaciones y, sobre todo, predicaban un camino de salvación para todos, incluidos los analfabetos, pobres y miserables.
Setenta años después, Orígenes escribió un largo tratado refutando los errores y maledicencias de Celso. El papa Benedicto XVI, tomó pie de ese largo texto para recordar a los cristianos y al mundo intelectual cómo la Iglesia buscó enseguida el diálogo con la filosofía en vez de dialogar con otras religiones, pues los cristianos no creemos en el absurdo
José Carlos Martín de la Hoz
Samuel Fernández, El descubrimiento de Jesús. Los primeros debates cristológicos y su relevancia para nosotros, ediciones Sígueme, Salamanca 2022, 205 pp.