Revelación histórica

 

La exégesis de la Sagrada Escritura nos enseña muchas lecciones de Teología Bíblica y de historia de la teología. Desde el momento en que Cristo, el Hijo de Dios, se encarnó vivía en dos planos simultáneamente, en el plano natural y en el plano sobrenatural, o en dos esferas, la divina y la humana.

En cualquier caso, nosotros estamos llamados, por la vida de la gracia, verdadera participación de la naturaleza divina en la criatura racional, a pasar de la vida natural a la sobrenatural haciendo realidad el deseo de “iluminar el mundo desde dentro”, pues con la plenitud del amor de Dios en los corazones y con la luz del Espíritu Santo en nuestro entendimientos, podemos llevar la energía sobrenatural y humana de la libertad a las diversas situaciones de la vida.

Es importante recordar la enseñanza de san Josemaría, el santo de lo ordinario, como le denominaba san Juan Pablo II en la bula de la canonización que se leyó en la plaza de san Pedro el 6 de octubre de 2002.

Precisamente, en el trabajo magníficamente realizado por el profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile, Samuel Fernández (Santiago de Chile, 1963), especialista en historia de la Iglesia antigua, que ahora presentamos, verdaderamente la incipiente teología católica buscó desde el principio el equilibrio entre fe y razón.

De hecho Orígenes en su Tratado “sobre los principios” al tratar de resaltar la humanidad y la divinidad de Jesucristo decía: “Cuando vemos en Cristo algunas realidades tan humanas que en nada parece que se apartan de la común fragilidad de los mortales, y algunas tan divinas que no corresponden a ningún otro, sino a la primera e inefable naturaleza, la estrechez del intelecto humano se paraliza y es abatida por el estupor de tanta admiración, ignora de qué se debe apartar, qué debe mantener y en qué se debe modificar: si percibe a Dios, ve al mortal; si considera al hombre, distingue al que vuelve de entre los muertos con el trofeo, habiendo conquistado el reino de la muerte” (90).

Es muy interesante descubrir que Orígenes parte de la revelación histórica que le ha llegado por la Escritura del Nuevo Testamento y también por la Tradición oral, ambas recogidas asumidas y transmitidas por el Magisterio de la Iglesia.

Efectivamente, el dato sobrenatural está pero también está el dato racional, de modo que la teología fluye mansamente por la armonía de las dos luces, de ese modo desde el principio la Iglesia huyó del racionalismo estrecho que solo admite lo que le llega por los sentidos.

También huye del fideísmo que se queda solo con los datos que le trasmite la fe de los creyentes. Es necesario aplicar la razón al dato revelado y dejar en suspenso el misterio cuando lleguemos al límite. Es el juego al que hace referencia Orígenes con el “apartar, mantener y modificar” que ha sabido hilar con tanto acierto.

José Carlos Martín de la Hoz

Samuel Fernández, El descubrimiento de Jesús. Los primeros debates cristológicos y su relevancia para nosotros, ediciones Sígueme, Salamanca 2022, 205 pp.