Científico y creyente

 

Las siguientes consideraciones que vamos a hacer parecen sacadas de un libro de hace cincuenta años, cuando se discutía acerca de las relaciones fe y ciencia, como bien expresa el título que hemos puesto a estas líneas.

Comenzaremos por decir que es interesante descubrir una obviedad: la diferencia que existe entre una persona de ciencias y otra de letras, es que los segundos piensan que los de ciencias tienen más problemas pare creer en Dios, mientras que los segundos piensan lo mismo de los primeros.

En cualquier caso, la conclusión es que efectivamente la fe es un don de Dios que Él distribuye con la misma largueza a cada uno de los hombres que estima conveniente, puesto que Dios es verdaderamente generoso con ese don y con el amor con que ha puesto en cada uno el alma y le ha llamado a la felicidad.

Ahora bien, las personas formadas en la mentalidad científica y en el método experimental, conocen muy bien las grandezas de las ciencias y sus avances en los últimos siglos, pero también conocen los límites del conocimiento científico y el tiempo que se tarda desde la intuición hasta los experimentos que hacen posible hablar de hipótesis y de teorías.

Desde luego, las personas habituadas a pensar en términos científicos saben que hay dos límites en la investigación: la primera, la dignidad de la persona humana y, por tanto, que lo que no favorezca esa dignidad, sino que la degrade, no es un avance en ciencia sino un verdadero retroceso.

El segundo límite, es intrínseco al propio método y quehacer científico, de ahí que un científico puede avanzar enormemente, por ejemplo, en el conocimiento de la vida pero conoce muy bien que ningún científico, como tal, no puede aportar nada acerca del sentido de la vida.

El profesor Ignacio López Goñi, entonces decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, aporta  la visión del hombre de ciencias en este volumen interdisciplinar editado por el Grupo de investigación “Ciencia Razón y fe” de la Universidad de Navarra, coordinado por Sergio Sánchez-Migallón y José Manuel Giménez Amaya, acerca de “la fe en la universidad”, celebrado en Pamplona, en la sede de la Universidad de Navarra, en el año 2913, donde intervinieron ponentes de gran altura, además de los ya mencionados.

La Aportación de nuestro científico comienza serenando la compatibilidad entre fe y ciencia, puesto que Dios es persona y ha creado un mundo para que lo gobierne el hombre bajo la inspiración divina: el autor del mundo es el mismo de la razón humana. Por tanto, ciencia y teología, cada uno tiene su método y su ámbito de actuación (84-85). Ambas son alérgicas al relativismo y buscan la verdad (86), aunque a veces se tarde mucho en encontrarla aunque haya diálogo y complementariedad (89).

José Carlos Martín de la Hoz

Sergio Sánchez-Migallón y José Manuel Giménez Amaya (eds), La fe en la universidad, ediciones eunsa, Pamplona 2013, 95 pp.