El jesuita Gabino Urñibarri Bilbao, profesor Ordinario de teología dogmática de la Universidad Pontificia de Comillas, es actualmente uno de los teólogos más preparados de la Compañía en España y ha redactado, como ahora veremos, un trabajo de éxito (se halla enseguida en la segunda edición) como propuesta desde la teología para una profunda y eficaz pastoral de la juventud en España,
Indudablemente nuestro autor comienza por recordar el proceso secularizador y descristianizador que comenzó en la era industrial del siglo XIX y que ha proseguido su inexorable avance, a pesar del repunte extraordinario sucedido después del Concilio Vaticano II y del largo pontificado de Juan Pablo II. Seguramente este hecho se ha debido al olvido en muchos lugares de la llamada universal a la santidad y a no tomarse en serio la tarea de la santificación de los laicos de acuerdo con la programática llamada de la encíclica “Novo milenio ineunte”.
Evidentemente, el primer discernimiento realizado por nuestro autor consiste en querer a los jóvenes de hoy como son, aceptar que provienen de muchas familias desestructuradas, de ambientes consumistas y llenos de gran frivolidad, de un amor banalizado y sexualizado, de una cultura de la comodidad y con la inmediatez y la facilidad de los multimedia.
Por tanto, lógicamente la solución de proponerles una Iglesia líquida propiciada por algunos “sin credo, sin dogmas, sin moral, sin ritos (sacramentos)”, no resulta atractiva, ni para ellos ni para nadie.
Enseguida, buscará nuestro autor una solución y, por tanto, comenzará por buscar las pistas aportadas en este tiempo del pontificado de Santo Padre Francisco, buen conocedor de la realidad y dotado de cuna importante capacidad de comunicación.
La solución por supuesto, no podía ser de otra manera, estará en subrayar la centralidad de Jesucristo, como ha hecho la Iglesia siempre en cada etapa de la historia (118-119), según lo que se ha denominado el “método de los doce apóstoles”, que resumía gráficamente San Pedro en los Hechos de los Apóstoles cuando testificaba: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Act 4, 20). En definitiva, el papa Francisco ha urgido a evangelizar desde el corazón del Evangelio y de la Iglesia que es Jesucristo vivo: “el Dios vivo y verdadero puede consolar, acoger, sanar e impulsar con garantías hacia una vida plena” (41). Seguidamente, marcará nuestro autor cuatro líneas de fuerza: “la espiritualidad, la sacramentalidad eclesial, la situación de la mujer en la Iglesia y las deficiencias de la espiritualidad liquida” (42).
Asimismo, el autor se plantea la renovación “con sabiduría” del lenguaje de la fe (58), lo que ha realizado el nuevo catecismo de la Iglesia (71). Enseguida añadirá con toda seguridad: “El Espíritu Santo será quien ponga a los jóvenes a los pies del Maestro. Y El es capaz de ganarles el corazón y revelárseles en toda su majestad y verdad” (108). Sugiero leer detenidamente el capítulo de la devoción al Corazón de Jesús (171).
José Carlos Martín de la Hoz
Gabino Uribarri Bilbao, sj, Jesucristo para jóvenes. Claves pastorales para un mundo líquido, ediciones Sal Terrae, Santander 2022, 253 pp.