En 2024 celebraremos el quinto centenario de la evangelización en Centroamérica y en Guatemala y volverán a resonar fuertes y claras las palabras del Cardenal Darío Castrillón (1929-2018) pronunciadas en 1990 en Sevilla, cuando era el Presidente del Celam.
En efecto en mayo de 1990 se celebró en Sevilla el Primer Simposio “la Historia de la Iglesia en España y América, siglos XVI al XX”, organizado por la Academia de Historia Eclesiástica en la ciudad de Sevilla, con la colaboración de la Universidad de Sevilla, la Comisión del Quinto Centenario de la Junta de Andalucía, el Arzobispado de Sevilla, el Ilustre Cabildo Catedral de Sevilla y la Comisión episcopal del V Centenario de la Conferencia Episcopal Española.
La conferencia de clausura corrió a cargo del obispo de Pereira, Monseñor Darío Castrillón, quien en el Salón de Actos de la EXPO-92 de Sevilla pronunciò unas palabras que conmovieron a la opinión pública y a la Comunidad científica pues señaló el agradecimiento de todos los pueblos de América a España por haber llevado a aquellas tierras con las naves de Colón “la buena nueva de nuestro Señor Jesucristo quien quedó, después de la celebración de las Santa Misa, reservado en el primer sagrario de América”.
Esa misma mañana, el especialista de Historia moderna de la Universidad de Extremadura, exrector del Seminario internacional latinoamericano de Madrid y eminencia en Historia de la teología en el siglo XVI, el profesor Melquiades Andrés (1916-2014), disertó acerca del “Método de los doce apóstoles”, es decir el método evangelizar que se implantó en América y Filipinas por el Consejo de Indias y el Patronato de Indias.
Indudablemente la exposición sistemática del nacimiento, vida oculta y vida pública, pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, primero mediante intérpretes y, después, tras aprender la lengua de los indios, conocer su cultura, su historia y sus tradiciones, directamente por los evangelizadores fue un verdadero éxito.
Se comprueba en toda América de Norte a Sur la profunda tarea evangelizadora de los obispos, del clero secular, de las grandes órdenes y congregaciones religiosas y de los propios cristianos que llevaron a aquellas tierras su fe en Jesucristo y su doctrina salvadora.
La relación personal con Jesucristo en la oración, la vida sacramental, la contemplación y oración ante las imágenes veneradas del Señor, de la Virgen y de los santos, se ha plasmado tanto en la vida cotidiana de los fieles, como en la celebración los ciclos y festividades litúrgicas. Las hermandades y cofradías fundadas hace 500 años perduran en la fe que traslucen las procesiones de Semana Santa y de otros momentos del año.
Indudablemente la buena nueva de Jesucristo provocó también la construcción de una sociedad de nueva planta, que eliminó la esclavitud y sigue luchando por superar las diferencias sociales, desarrollar la vida de aquellos pueblos sobre la dignidad de la persona humana y el crecimiento en la libertad y caridad hasta el día de hoy.
José Carlos Martín de la Hoz