El catedrático de la Universidad de Alicante, José Hinojosa, ha disertado en el Ateneo de Teología de Madrid ante un nutrido grupo de profesores de Historia de la Iglesia y de Historia civil, acerca de la expulsión de los judíos de España en 1492.
En primer lugar, el profesor Hinojosa ha querido recordar que precisamente España fue el último país de Europa en eliminar la presencia de judíos en sus tierras, quizás, porque España fue el último país de Europa en alcanzar el rango de estado moderno basado en la unión territorial y en la fe. De todas formas, el carácter de España se alcanzaría primeramente como la unión de cinco reinos bajo la misma fe: Castilla, Aragón, Portugal, Navarra y Granada.
Asimismo, es importante recordar que los judíos estaban plenamente asentados en las tierras de Hispania desde antes de la venida de Jesucristo y a lo largo del tiempo habían estado sometidos a diversos gobernantes: paganos, cristianos, arrianos y musulmanes. Eso sí, el mundo sefardí sigue recordando con nostalgia y con recuerdo inusitado aquellas tierras y costumbres que vivieron en la península ibérica con más fuerza que en ningún otro lugar del mundo.
Indudablemente, que los reyes cristianos de Castilla y Aragón desde el medievo hasta 1492 hubieran conservado y protegido al pueblo judío con la esperanza de su conversión se puede rastrear a través de las crónicas, de la legislación castellana y aragonesa, de las predicaciones de dominicos y franciscanos y de las disputas de Tortosa y Barcelona.
Llegado el año 1391 en adelante, se produjeron abundantes conversiones al cristianismo, tantas que comenzaron a levantarse suspicacias acerca de los verdaderos motivos. En primer lugar, los judíos recelaban de ellos y les llamaban traidores a la fe de Moisés y, además, algunos cristianos viejos sospechaban de la autenticidad de la conversión, pues ese hecho les liberaba de todas las trabas y, por tanto, accedían a puestos sociales y en la vida militar y religiosa que antes les estaban vedados: de ahí a la envidia hay muy poco trecho.
En cualquier caso, el paso de solicitar a Sixto IV el establecimiento de la moderna Inquisición en Castilla para juzgar a los judaizantes o cristianos nuevos apóstatas de la nueva fe, no logró el objetivo de terminar con las sospechas, sino que produjeron verdaderamente una casta nueva: el judeoconverso o marrano
Finalmente, ha recordado Hinojosa, se suele afirmar que Torquemada el primer gran inquisidor español solicitó a los Reyes Católicos la expulsión de los judíos para evitar que los cristianos nuevos cayeran en ocasión de pecado de judaizar en secreto. También ha señalado que las cifras de judíos expulsados han sido manipuladas y no sobrepasarían los 60.000 y, además, ha recordado que muchos de los que se fueron regresaron. Finalmente, ha rebajado las consecuencias catastróficas de la expulsión para la economía, el desarrollo social y la espiritualidad de España.
José Carlos Martín de la Hoz