Abejas sin fábula

 

En el reciente ensayo filosófico del pensador y escritor español Luis Gonzalo Díez (Madrid 1972), “Abejas sin fábula” vuelve, en cierto modo, a la polémica suscitada en la Europa ilustrada del siglo XVIII en torno a la obra escandalosa y bastante rompedora del maestro de economía, filosofía del derecho, neerlandés afincado en Inglaterra Bernard Mandeville (1670-1733).

En efecto, recordemos que Mandeville, en su obra “la fábula de las abejas” (1705), acusaba de cinismo e hipocresía a los moralistas de su tiempo, puesto que condenaban los vicios y los excesos de los ricos con su ostentación, gastos lujosos y engaños en los negocios, mientras que, para él, verdaderamente, los vicios de los ricos serían parte del motor de la economía de mercado. La frase “los vicios privados hacen virtudes públicas” (73) ha pasado a la historia como el resumen del pensamiento de nuestro holandés, pues, de hecho: “La generación Mandeville estaba obsesionada con encontrar una alternativa al humanismo cívico en cuanto soporte de una idea virtuosa del hombre” (75).

Finalmente, abordará nuestro autor un capítulo oscuro de la obra de Mandeville sobre la regulación de la prostitución que le servirá para afirmar: “La moral en Mandeville se reduce a esto, a una buena política, a una gestión eficaz de nuestra corrupción, que es la única manera de atemperarla, de no agravarla pretendiendo acabar con ella. En ningún caso la moral estaría unida con el propósito de adoctrinar legalmente al hombre a fin de hacerlo mejor de lo que es” (90).

Lógicamente, con el cambio del título original de Mandeville, la “fábula de las abejas”, por las abejas sin fabula”, Gonzalo Diez pretende captar la atención del lector y devolver a nuestro tiempo la crítica al siglo XXI con muchas abejas trabajando de lunes a viernes, sin mayores ilusiones, para descansar en el fin de semana.

El triángulo antropológico planteado por Gonzalo Díez sería: voluntad, sentimientos y las pasiones y formarían la trama en la que se mueve: “Los sentimientos materializan culturalmente un estado de plenitud, el basado en el derecho a ser lo que sentimos que somos y a que nuestra singularidad emocional sea reconocida por todos como un valor fuera de cualquier duda” (13). Es muy interesante lo que afirma al terminar la introducción: “Hemos aprendido a lidiar con la esquizofrenia capitalista y su doble raíz ilustrada y romántica por el simple hecho de que hemos dejado de dudar de nosotros mismos” (25).

La referencia a la convergencia de pensamiento agustiniano ente Bayle y a Pierre Nicole son muy interesantes: “la honestidad, a diferencia de la caridad, no está exenta de ambición, ya que constituye una ambición fina y delicada” (53). Terminaremos con este texto otro: “Para Descartes no existe un cogito sentimental es decir no es posible engendrar sentimientos de la misma índole” (135).

José Carlos Martín de la Hoz

Luis Gonzalo Díez, Abejas sin fábula. Antropología del capitalismo, ediciones Galaxia Gutenberg, Barcelona 2023, 146 pp.