Queremos presentar, aunque sea brevemente, el interesante trabajo del obispo emérito Gérad Daucourt publicado por ediciones Sígueme, donde se recoge pormenorizadamente la situación del episcopado y el clero francés durante estos últimos años de dura prueba por la crisis incesante de la secularización y la campaña desatada sobre la supuesta pederastia en la la iglesia en Francia denunciados por la opinión pública.
En primer lugar, recoge este pastor francés cómo se ha vivido con intensidad y urgencia el acompañamiento a las víctimas, así como el profundo examen de conciencia y de purificación de toda la Iglesia en Francia, pastores y sacerdotes, religiosos, consagrados y pueblo fiel. Una prueba muy dura para la fe de toda una Iglesia que se ha visto duramente juzgada y vilipendiada por toda la prensa anticlerical.
Asimismo, es conmovedor leer la narración del alto grado de arrepentimiento de los causantes de esta tremenda injusticia y cómo los obispos franceses han sabido acompañar a sacerdotes, religiosos y laicos en el proceso de purificación, encarcelamiento, para resarcir en justicia. También, según hemos podido leer en este informe, han surgido múltiples iniciativas de acompañamiento espiritual de los arrepentidos, casas de acogida para restañar las heridas y superar la grave tentación de la desesperanza.
El autor de este libro añade a su apasionante ensayo una carta abierta que, como obispo y benefactor de una comunidad religiosa de reciente fundación, tuvo que redactar para salir al paso del escándalo producido al conocerse que unos de sus impulsores, antes de morir había reconocido haber abusado de algunas personas, también menores de edad, e incluso había tergiversado la moral cristiana para justificarse. Por tanto, un auténtico caso de doble vida, de enfermedad mental grave y tendencias esquizofrénicas. Lógicamente, esa carta es un modelo de dolor de Amor a Dios, a las víctimas, y un recuerdo a tantas cosas buenas como esa persona había realizado en su vida y, en definitiva, el propósito de seguir trabajando por las víctimas y arrepentidos. Vale la pena leer esa carta abierta pues muestra cómo la fe en Dios y en su misericordia es verdaderamente el único agarradero que tenemos en esta vida.
Finalmente, señalamos el esfuerzo del obispo Daucourt en pro de la salud espiritual y mental de los sacerdotes, religiosos y consagrados que trabajan denodadamente por sacar adelante la Iglesia en Francia, para los que no caben más que palabras de aliento y una llamada a la oración y “soledad alimentada de Dios” (46).
Esto es lo que, añadirá, el sacerdote y catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca José San José Prisco quien estudia los grandes informes elaborados en diversos países sobre esta materia, para concluir que el colectivo de sacerdotes y religiosos católicos en el mundo entero se consideran muy afortunados por la vocación recibida y se sienten esperanzados en la Dios para trabajar en su servicio (90).
José Carlos Martín de la Hoz
Gérard Daucourt, Sacerdotes rotos, ediciones Sígueme, Salamanca 2023, 126 pp.