La reciente publicación de la segunda parte de las memorias del cardenal español, Julián Herranz (Baena, Córdoba 1930) en ediciones Rialp, constituye de por sí una verdadera ráfaga de aire puro y de optimismo humano y sobrenatural que merece la pena leer y difundir.
En efecto, después de unos años de constantes campañas de acoso y derribo contra la Iglesia y especialmente, contra el papado y la curia vaticana por parte de algunos medios de comunicación y sectores de opinión pública, leer la narración serena y ponderada del máximo experto en Derecho Canónico y un verdadero hombre de fe y de sentido eclesial, sirve para recuperar la fe y la confianza en la Iglesia, en el Papa y en la curia romana.
El resumen del libro sería que cardenal Herranz ha abierto su archivo, su memoria y las páginas de la historia reciente y aborda con toda honradez, tacto y sentido sobrenatural los asuntos espinosos aireados por la prensa tendenciosa del mundo entero en los últimos años, pero desde otro ángulo de visión.
Un ejemplo de la categoría humana y espiritual del autor del libro y del estilo del mundo podría ser el llamado “caso el vatileaks”. El cardenal Herranz con otros dos cardenales, los tres de más de ochenta años, fueron comisionados por el papa Benedicto XVI para investigar lo sucedido, Es decir, la desaparición de unos documentos, algunos de delicada trascendencia. El papa les pidió que investigaran la cuestión independientemente de las pesquisas de la policía que concluyeron con el castigo y encarcelamiento de un funcionario de la casa pontificia. El acusado reconoció el delito, fue retirado de su puesto y, tras unos meses de cárcel, fue indultado por el papa quien le devolvió la libertad, la confianza, pero no fue readmitido en el servicio de la Sede Apostólica. La prensa malévola y los enemigos de la Iglesia pidieron que los cardenales dieran a conocer públicamente el informe que habían entregado al Santo Padre. Cuando, meses después, tuvo lugar la dimisión del Papa Benedicto XVI, en las Congregaciones Generales de los cardenales fueron de nuevo requeridos para explicar el contenido de su informe por el cardenal Decano y el Cardenal Secretario de Estado. El cardenal Herranz leyó un comunicado conjunto en el que explicaba a grandes rasgos el trabajo desarrollado, el documento entregado al romano Pontífice y el compromiso de no desvelar el contenido del documento que estaba en posesión del papa emérito y que se le entregaría al nuevo Romano Pontífice. Finalmente declararon que dicho documento no afectaba a la validez del vecino conclave y remitieron copia de este comunicado al papa emérito (223).
Indudablemente, el libro está atravesado por un hilo conductor que podríamos resumir en que el cristianismo no es un paquete de ideas ni un conjunto de creencias, sino el seguimiento de una persona viva (101). Los esfuerzos del Santo Padre, sea quien sea, con sus colaboradores en la Sede Apostólica por servir al Evangelio y a las iglesias particulares contrastan con los que dibujan “un nido de víboras” en el vaticano (228)
José Carlos Martín de la Hoz
Cardenal Julián Herranz, Dos papas. Mis recuerdos con Benedicto XVI y Francisco, ediciones Rialp, Madrid 2023, 390 pp.