El ensayista, filósofo, profesor emérito de la Sorbona y premio Ratzinger, el francés Rémi Brague (Paris 1947), ha refundido en este sólido volumen varios textos y artículos dispersos e intervenciones sobre el tema de Europa que había ido desarrollando en estos últimos años.
El hilo conductor de estos trabajos podría considerarse las raíces de Europa y, en concreto, las raíces romanas de Europa (33) pues, como es bien sabido, fueron tres los afluentes que fundamentaron la Europa que conocemos: Atenas, Jerusalén y Roma (35-36). Tres fuentes en donde se nutre todavía Europa y la cultura occidental.
La definición de Europa que comienza por establecer nuestro autor es la de “conciencia europea” (17), siguiendo al más puro estilo la obra clásica de Paul Hazard, es decir, su célebre trabajo sobre la “La crisis de la conciencia europea (1650-1715)” publicado en 1935 y que marcó a toda una generación. Así pues, las fronteras de Europa para Brague serán culturales.
Europa, una “noción variable” que surgió tras las invasiones de los pueblos germánicos y que al reconstruirse no reedificó el imperio romano sino la cristiandad, eso sí centrada en Europa y la cultura occidental (28). Hablaremos, por tanto, de Europa como un lugar en expansión y constante edificación y como contenido en arte, literatura, ciencia, derecho, fe y política que culminaría en un contenido común y en unas características propias en cada lugar (31).
Precisamente, lo más preciado de Europa será el desarrollo de una literatura clásica y de un arte, un derecho y una espiritualidad que hacían eterna a Roma y a sus ciudades europeas. Eso fue destruido y reconstruido costosamente en otros estilos, pero siempre sobre la dignidad de la persona humana. El profesor Brague se extenderá mucho y en muchos momentos sobre los lugares europeos donde se hablaba árabe y donde la presencia musulmana fue más estable hasta nuestros días. Asimismo, se referirá a la tradición de textos griegos y orientales que nos llegaron a través de la escuela de traductores de Toledo (125).
Es especialmente interesante el surgimiento del renacimiento y del humanismo en Roma y en las grandes ciudades italianas, como regreso al humanismo clásico centrado en el hombre (123), que se expandirá por toda Europa en el siglo XVI hasta la crisis de la ilustración y su conclusión en el despotismo ilustrado ya en una Europa espiritualmente desunida y enfrentada en muchos lugares a la Iglesia católica.
No podía faltar una crítica sabía al eurocentrismo realizada por el profesor Brague casi al final de nuestro ensayo. No en vano en Estados unidos, en Asia y en el mundo ruso hay un empeño en defenderse de una Europa que pretende ser la quintaesencia de la civilización occidental (159).
José Carlos Martín de la Hoz
Rémi Brague, Europa, la vía romana, Encuentro, 2023, 225 pp.