El fracasado proyecto banca ética

 

Tengo que reconocer que, seguramente debido a mi falta de cultura económica, no había prestado la debida atención al proyecto “banca ética” que, hace unos años, comenzó en Italia y ha llegado a España y a muchos lugares de América buscando ser “una alternativa económica de base ciudadana que sigue tendiendo en las relaciones la participación y el reconocimiento del derecho al crédito sus señas de identidad” (11).

Es interesante que el Presidente de Banca ética, Ugo Biggeri (Florencia 1966), a la hora de hablar de una ética de las finanzas que busca el bien común, enseguida establecerá una clara referencia a los teólogos y economistas humanistas del siglo XVI (la Escuela de Salamanca) que, según este autor, “inventaron la economía de mercado y dieron vida a las finanzas modernas” (13). Indudablemente, debemos comenzar por alabar el trabajo de estos pensadores de la Banca ética pues “El esfuerzo dedicado a cambiar el modo de practicar las finanzas también es un trabajo estable, modestamente remunerado, pero estimulante, porque nos hace libres y, sobre todo, porque nos hace estar alegres” (16).

El libro está redactado sin muchas pretensiones y desea ser un libro de divulgación y una introducción general al mundo de la ética de las finanzas, a la vez que explica de manera llana los principales términos que utiliza para que el lector no desconecte y abandone la serena lectura del pensamiento económico dejando las finanzas en manos de los técnicos especuladores que juegan con el dinero y el porvenir de los demás (27).

Es interesante descubrir que las ideas de fondo que se abordan en este manual sobre el principio de la sobriedad y la templanza, la justicia social y el interés por los bienes más altos sobre los bienes terrenales, están incluidos en su gran mayoría en el sermón de San Basilio “Sobre el buen uso de la riqueza” pronunciado en el año 370, donde recordaba que los anawin no son los pobres que no tienen nada, sino los que han puesto su confianza en Dios (15-16).

Por otra parte, Biggeri intenta simplificar lo más posible las cosas y reconoce desde el principio “que es necesario un mercado: es un lugar de intercambio, de relación, de conocimiento, de posibilidades, de valoración de la creatividad, de las capacidades y del compromiso” (23). Asimismo, se señala desde el principio que junto a las finanzas y al benefició existen más condicionamientos para estudiar los comportamientos éticos (62). De todas formas, nuestro autor siempre ve codicia en todas partes y explotación a su alrededor y cambia el “desarrollo sostenible” por “el desarrollo insostenible”, es decir más impuestos y más control del Estado lo que ahoga la iniciativa privada y en cambio es opaco para presentar las cuentas del Estado con lo parece que su propuesta consiste en ahogar la iniciativa privada para que se repartan los beneficios de la economía del estado entre las familias de siempre (77).

José Carlos Martin de la Hoz

Ugo Biggeri, El valor del dinero. Banca, finanzas y ética más allá del mito del crecimiento, ediciones Sal Terrae, Santander 29014, 159 pp.