No hemos venido a divertirnos

 

Deseamos presentar una cruda novela que refleja bien los esquemas mentales de muchas personas “normales” de un país post cristiano como Noruega, pero que resulta cada vez más aplicable a muchos hombres y mujeres de clase media de nuestras megalópolis.

Los personajes actúan aparentemente sin ideas profundas, ni planteamientos serios en el trabajo profesional, ni en las relaciones humanas. Se presentan como gentes mediocres en el plano espiritual y superficiales a la hora de examinar las motivaciones, evaluar fracasos y poner los medios para crecer y desarrollar los talentos recibidos.

La novela es una cinta sin fin de historias que se entrecruzan, de personas que actúan en cada momento siguiendo sus impulsos y dictados de los sentimientos, arrastrando sus vacilaciones y sus dudas, pero también personas de buen corazón, con capacidad de sobreponerse a las dificultades y golpes de la vida.

Efectivamente, el título es la mejor conclusión que se puede sacar de la lectura de esta novela: “no hemos venido a divertirnos”. Realmente todas estas historias que van confluyendo manifiestan un estremecedor efecto de inmadurez. Es notoria la ausencia de Dios, de unos padres y de unos maestros que enseñen a los jóvenes a tomarse la vida en serio.

Es interesante la manera que tiene la noruega, Nina Lykke (Trondheim 1965), de escribir la historia de la vida cotidiana de muchas personas lo que augura que esta novela será un éxito pues conecta muy rápidamente.

Que la novelista recoja el ángulo de visión de un grupo de escritores que se reúnen para una gran convención anual a modo de feria del libro, sirve para presentar las diversas figuras del sector:  el editor, el escritor, pero también los lectores que se acercan a sus autores favoritos para conocerles mejor.

Nina Lykke ha sabido captar perfectamente las relaciones vacías sin compromiso que se hacen y se deshacen y van arruinando vidas en la banalidad del sexo, de la amistad y del amor. Lo cruel es comprobar cómo todos juzgan y critican a todos sin piedad.

Es muy interesante comprobar como toda la extensa narración de la vida del protagonista de la novela y de las personas con las que se relaciona, están marcadas por el relativismo y la superficialidad. Las descripciones de las aventuras amorosas, tan llenas de vacío, de falta de amor verdadero, del más mínimo compromiso. Personas que nunca llegan al amor humano maduro, entregado, con proyecto de felicidad. Amistades superficiales e interesadas para huir de la soledad más que para intercambiar madurez.

José Carlos Martín de la Hoz

Nina Lykke, No hemos venido a divertirnos, Gatopardo ediciones, Barcelona 2024, 253 pp.